Conciertos

LIVE REVIEW | Terror Strike + Exciter + Nuclear Assault: El Ataque Final

NUCLEAR ASSAULT + EXCITER + TERROR STRIKE

20 DE AGOSTO 2015 | CLUB KMASÚ PREMIERE

Review: Freddy Veliz | Foto: Pablo Fuente S.

El 20 de Agosto pasado será recordado como uno de los días más significativos del año para la vieja escuela del metal en Chile. Dos legendarias agrupaciones se darían cita en el actual Templo del Metal ubicado en avenida Blanco Encalada. Club Kmasú Premiere recibiría al trío canadiense Exciter y a los estadounidenses Nuclear Assault, estos últimos regresaban en el marco de Final Assault Tour, gira de despedida de los neoyorquinos, sin dudas se esperaba una revuelta de proporciones en el interior del recinto.

Como felizmente se ha hecho costumbre en este tipo de eventos, para la apertura no podía faltar un representante nacional, y la responsabilidad esta vez recayó en los viñamarinos TERROR STRIKE, quienes comenzaban su presentación cuando recién el público hacía su ingreso al local. Con algunas falencias en el sonido, que de tan saturado hacía complejo discernir de buena forma los primeros cortes del set, con el correr de los 45 minutos de actuación, esto fue mejorando, al igual que la cantidad de asistentes, que rápidamente comenzaban a mostrar indicios de que esto era una verdadera fiesta metalera, así lo hacían sentir con los primeros mosh que se vislumbraban en el centro de la pista. La banda oriunda de la Ciudad Jardín, aprovechó esta oportunidad para el lanzamiento de su primer disco de estudio, además de presentar algunos temas de su anterior Ep. Un show que fue de menos a más dejando la temperatura perfecta para esperar lo que se venía.

El 2011 EXCITER debutaba en Chile en el recordado Chargola Fucking Fest, donde también debutaron sus compatriotas de Voivod. Su formación distaba bastante de la original, el único miembro fundador en esa oportunidad era John Ricci su guitarrista. Un concierto que dejó un sabor agridulce, por la baja convocatoria y el hecho de que el sonido de la banda era muy diferente a lo que recordábamos de ellos. Esta vez, Ricci regresaba  a Chile, pero con Dan Beehler en batería y voz, y Allan James Johnson en el bajo, es decir, sus compañeros de la formación clásica, esa que desde las frías tierras canadienses irrumpía a mediados de los 80, para ser parte de los pioneros de los veloces riff que definirían el speed metal.

Con “Stand Up and Fight” y el himno “Heavy Metal Maniac” ambas del disco debut de 1983, desataron la euforia y algarabía de los presentes. Beehler, que regresó a la banda el año pasado, demostró estar en excelente forma para cantar y ejecutar al mismo tiempo la batería, un detalle que en los inicios de la banda, los hacía diferenciarse de otras agrupaciones.

Velocidad y constantes cambios de ritmo van provocando a la fanaticada que no muestra ningún atisbo de querer frenar el mosh ni los crowd surfing. El desenfreno se adueña del ambiente y los músicos se muestran realmente sorprendidos con el recibimiento de los chilenos, y prosiguen casi sin pausas con clásicos imprescindibles de su catálogo como la representativa “Violence & Force”, “Long Live the Loud”, “Pounding Metal”, “Evil Sinner” o “Beyond the Gates of Doom” con el público echado al bolsillo coreando a todo pulmón cada uno de los cortes, y obligándolos a realizar dos encore. El metalhead chileno deseaba que esto continuara, pero los tiempos en estos casos se deben respetar, y NUCLEAR ASSAULT esperaba en el backstage para su asalto final.

La banda del ex bajista de Anthrax, Brutal Truth y S.O.D.  Dan Lilker, también debutó en Chile el 2011 con un show en Coquimbo y otro en Santiago en el 334 de San Diego. Cuatro años después regresan para despedirse de este lado del mundo en una gira que pone fin  a más de 30 años en el ruedo, un motivo implícito para estar presentes en este tremendo evento.

El recinto estaba atiborrado de seguidores, en su mayoría, parte de esa generación que vivió en carne propia el nacimiento de un sonido que revolucionó el heavy metal imperante en la primera mitad de la década de los 80. Cuando cada banda que aparecía, tenía algo distinto que mostrar. NUCLEAR ASSAULT impuso su forma de fusionar de manera tácita el hardcore punk, el thrash y un aura de movida skater que lograba hacer converger a un público transversal. Una opción musicalmente enérgica y violenta, con líricas de dura crítica política y social. Crossover es quizás el término más adecuado para definir el estilo del conjunto que una vez en el escenario de Kmasú, hace que todo se transforme en un caos explosivo y fenomenal, partiendo con “Rise from the Ashes”  seguido de su más reconocible clásico “Brainwshed”. Un mosh intenso se gestó en la pista, el fervor no paró prácticamente en todo el show de la banda conformada por el guitarrista Erick Burke, John Connelly en voz y guitarra, Glenn Evans en batería y Lilker en el bajo, logran cohesionarse en el escenario de manera que el público reciba un verdadero ataque de demoledores riffs.

La música de Nuclear Assault mantiene siempre el ambiente en alto, clásicos como “Critical Mass”, “Game Over” o “Betrayal” nos remueven los recuerdos de nuestros años de adolescencia, y para los que vienen recién sumándose al cautivante mundo del metal, es una experiencia que difícilmente borrarán de su memoria. En Kmasú se vivió un clima intenso en una presentación de antología. Cantamos el happy Birthday a Glenn Evans, quien enterraba las baquetas en la torta y las lanzaba al público, finalmente el pastel fue arrojado a la audiencia en un acto que aumentaba la efervescencia y distendía el ambiente. Por momentos la locura del respetable hacía llover cerveza sobre nuestras cabezas, los empujones de los que querían participar del pogo no diferenciaban a hombres ni mujeres, todo era válido para llegar lo más adelante posible. En el ruedo algunos caían siendo rápidamente asistidos demostrando la camaradería que existe entre los metaleros con cultura de conciertos, cultura de la que no se pueden jactar los que en las afueras intentaron una avalancha mientras comenzaba Exciter, una práctica que debemos erradicar con urgencia, si queremos seguir disfrutando de este tipo de presentaciones.

En fin, con un set muy parecido al de su debut del 2011, NUCLEAR ASSAULT se despidió de sus fanáticos en un concierto que fue breve en tiempo, pero de una intensidad que derramó metal del más puro, honesto y con evidencias de seguir tan vivo como hace treinta años atrás. La banda incuestionablemente se despide en un gran momento, lanzando un nuevo Ep, y validando su estatus dentro de las esferas más underground del metal. La energía atestiguada hace que nos cuestionemos este adiós, el conjunto no acusó mayor desgaste y podríamos pensar que tienen para largo tiempo más, quizás solo sea un breve receso, y porque no, en un futuro próximo los recibamos nuevamente, para un nuevo ataque nuclear.

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