Chile

Pierce The Veil, energía para vibrar

“Un show enérgico y voraz, que dejó a la banda feliz y a los asistentes con una alegría y satisfacción que no se les olvidará en mucho tiempo”.

Por Felipe Canales - Fotos Pierce The Veil: Nelson Galáz - Fotos killa Reviver: Cristian Carrasco

Una noche con clima perfecto esperaba a Pierce The Veil en su regreso a Chile, con una legión de fanáticos que hicieron una fila enorme en las afueras, copando el Teatro Teletón de lado a lado.

El comienzo de la jornada fue con la banda chilena Killa Reviver, quienes irrumpieron en la escena hace un par de años y se adjudicaron el cupo en un concurso organizado por Atenea. Y vaya que tuvieron un gran premio, con un show que fue muy celebrado y acompañado por la gente que ya llenaba el teatro. Desde el comienzo con “Empire”, la banda se vio muy segura y afiatada, con sonidos de ganchos precisos que la gente disfrutó. “Nankurunaisa” es un vocablo japonés de vibra muy positiva, y le da nombre a una canción con un mensaje emocionante, explicado por la vocalista Tim, y con eso, la gente se adentró por completo saltando y celebrando el tema, ya en la mitad de la presentación. “Invisible” es una canción de tintes épicos, con vocación de himno y que más de alguno llegará a buscar a sus casas. Finalizan con “Collision”, muy en alto, con una precisión técnica notable y una actuación que pudo dejar de lado algunos baches en el sonido que no alcanzaron para empañar en nada el show.

A las 20:30 hrs, comienza a sonar la clásica tonada mexicana “El Rey”, para dar paso al ingreso de Pierce The Veil y su descarga de energía a todo dar con “Death of an Executioner”. Vic Fuentes lidera el show y atrapa a todos con su interpretación, mientras Tony Perry se pasea por el escenario haciendo sonar su guitarra, y el bajista Jaime Preciado entrega absolutamente todo de si, tocando, cantando, saltando y dando vueltas con su bajo en una muestra energética única y contagiosa. El baterista en vivo de la banda es Loniel Robinson, de gran desempeño, cubriendo en todo su ancho al baterista original Mike Fuentes.

“Caraphernalia” pone a todo el mundo a cantar con patente emoción, y para “Pass the Nirvana”, Vic le pide a la audiencia que salten, lo cual se obedece de inmediato y evidenciando alegría. La euforia se desborda en ocasiones, y algunos fanáticos deben ser auxiliados, el mismo Vic pide ayuda para una chica en la mitad del show y agradece que se cuiden unos a otros. Sonidos de trompetas dan el inicio a “Bulls in the Bronx” y la comunión entre público y banda es total. Cuánta energía se entrega de lado a lado, en una retroalimentación que desencadena un espectáculo a full.

“Él es mi contacto de emergencia” dice Vic, apuntando a Jaime, y lanzan “Emergency Contact”, para luego bajar un poco con “Stained Glass Eyes and Colorful Tears”. Pero sólo un poco, la canción es potente pero tiene medios tiempos que permiten parar a disfrutar de otra manera. Así, se llega a un notable punto de la noche, con Vic solo junto a su guitarra electroacústica tocando una versión de “Bulletproof Love” que caló hondo y puso una cuota emotiva fuerte.

“Disasterology” es muy celebrada y vuelven a desatar esa energía incontrolable. Luego de la presentación de la banda suena “Circles”, en donde todos saltan y cantan nuevamente, y al parecer no hay señales de agotamiento en un show lleno de puntos altos. Para “Hold On Till May”, Vic señala que es una de sus favoritas para tocar en vivo, representando muy bien el lazo que establecen con el público, y cómo no, si en medio del tema escoge a una emocionada chica de nombre Cris, para dedicarle un extracto de la canción en un momento absolutamente inolvidable.

Al cumplirse una hora de show, la banda anuncia el final, pero primero piden un aplauso grande para Killa Reviver, en un gran gesto. Suena “A Match Into Water” y se vive con la euforia de un último momento, aunque sabemos que falta el encore todavía. Y éste se vino con “Dive In” y la respuesta frenética del teatro en su totalidad, dando el mejor de los pasos al hit “King For a Day”, acelerado, gritado, disfrutado completamente tanto por público como por banda. Cierre espectacular para un show enérgico y voraz, que dejó a la banda feliz y a los asistentes con una alegría y satisfacción que no se les olvidará en mucho tiempo.

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