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Napalm Death en Chile: Una brutal descarga de adrenalina en el Teatro Cariola

El recién pasado 4 de octubre, el Teatro Cariola se convirtió en un auténtico caldero de metal con la presentación de los legendarios Napalm Death como cabeza de cartel junto a los teloneros nacionales e internacionales de Eskröta, Gangrena, Demoniac y Lucifer.  

Por Litta.

El recién pasado 4 de octubre, el Teatro Cariola se convirtió en un auténtico caldero de metal con la presentación de los legendarios Napalm Death como cabeza de cartel junto a los teloneros nacionales e internacionales de Eskröta, Gangrena, Demoniac y Lucifer.  

Desde temprano sin importar el sofocante calor de esta tarde primaveral, el público comenzaba a llegar a esta demencial tertulia, a eso de las cinco y media de la tarde las brasileñas de Eskrota abrían la jornada con un debut impecable, que brindó un espectáculo de gran nivel a los asistentes, luego le seguirían los nacionales de Gangrena, quienes dieron la primera cuota de death metal nacional, desatando de a poco la brutalidad y cimentando el camino para lo que vendría. Los últimos emisarios locales fue nuestro reciente producto de exportación, Demoniac, quienes vienen aterrizando de su presentación en Hellsinki Metal Festival, dejando clarísimo porqué son la promesa del Thrash nacional. 

Era el momento de recibir a la colosal agrupación Lucifer, quienes han destacado por su calidad en el mundo del doom. Los alemanes liderados por la flamante y carismática Johanna Platow Andersson, instauraron su propia atmosfera junto a la calidad de su sonido análogo en donde la saturación de bajos transportó a los asistentes a un paseo por las profundidades de canciones como, Crucifix (I Burn for You), A Coffin Has No Silver Lining, Fallen Angel, California Son y uno que otro saludo a los viejos clásicos como I Want You (The Beatles), su show estuvo marcado por completo por su esencia, parecía que todo el teatro dejó de lado la brutalidad y se dispuso a disfrutar del abanico de sonoridades que junto a la potente voz de su talentosa vocalista, dieron un momento de tregua aunque el volumen a en algunos momentos parecía desproporcionado para el tamaño del recinto, la verdad que escuchar los arpegios y rítmicas a todo dar caldearon de manera perfecta al público.  

Diez cincuenta y nueve, parte implacable sin aviso, “From Enslavement to Obliteration”, seguida del milenial “Taste the Poison”, los pioneros del grindcore británico-liderados por el querido Barney demostraron una vez más por qué son considerados una de las bandas más influyentes de la escena, desde el primer acorde la energía en la sala fue palpable. La emblemática banda con su sonido característico, intenso y frenético desató una ola de mosh pits y circle pits que no cesaron durante toda la noche, incluso una bengala fue prendida al momento en que comenzó a sonar sorpresivamente “If the truth be known”. Temas como “The Wolf I Feed “, “Suffer the Children”, “Backlash Just Because “, el himno ochentero “Scum” y los efímeros “You Suffer” y “Dead”, resonaron con fuerza en un público entregado que coreaba cada palabra y entregaba alaridos demenciales que condensaron el espacio desatando un micro ecosistema infernal.  

Otro de los hechos destacables de la velada fue la brutal participación del público chileno, como siempre entregando un espectáculo que nos instaura en cada capítulo de nuestra historia en el metal internacional, como una de las audiencias más audaces, agresivas y solidarias, porque a pesar de lo enajenados que podamos estar el espíritu de cuidarnos unos a otros está presente desde el centro de la centrifuga humana, esto lo podemos evidenciar en la zapatilla encontrada y devuelta a su dueño, las decenas de personas recogidas entre varios del suelo, la rápida pasada de los surfistas por las cabezas y así, podríamos seguir ratificando la experiencia hecha carne de los imparables conciertos que pasan por las hordas de bangers chilenos. Para quienes seguimos a estos padres del grindcore, verlos hoy en día devastando aún neuronas y tímpanos, es un verdadero deleite que proporciona la emoción justa para sentirnos privilegiados de ser siempre un punto obligatorio en el mapa de conciertos de bandas tan importantes en la historia del género, sin duda pasar de verlos hace un buen tiempo como teloneros o parte de algún festival, no se comparan a verlos actuar en su propio concierto como cabezas de cartel.

La puesta en escena fue sencilla pero efectiva, concentrándose en la música y en la brutalidad de la interpretación, Barney como siempre con sus llamativas poleras, esta vez con una colorida y amarilla de la banda hardcore punk japonesa Systematic Death, nos demuestran que la paradoja de la apariencia es cierta, sabes que la música estará grotesca mientras menos parafernalia tengan. La interacción con el público fue precisa, como siempre el discurso fuerte y claro de Barney, una retórica que sirve como resumen para una tesis musical que brinda un potente soundtrack a la decadencia humana de los siglos XX y XXI. Napalm Death nos dio un recorrido histórico, preciso y fugaz en el que conjugó a más de un clásico, aunque para los más críticos el show dejó varios temas necesarios fuera, esta inolvidable experiencia se convierte en una de las mejores presentaciones de la agrupación en nuestro país, sencillamente una noche épica que pasa a la historia del metal en Chile. 

Written By

Notera y creadora de contenido en iRock. Leal servidora del Rock, el Metal y los sonidos mundanos. Conductora en "La Previa" y Co-conductora en "Rock X-Files". | Mail: litta@irock.cl

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