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MANOWAR : El triunfo del acero

Los estadounidenses ofrecieron un concierto de gran intensidad, con algunos contratiempos, pero con final triunfante

Nota: Freddy Véliz

Luego de trece años de espera, los Manowarriors chilenos recibieron en un escenario nacional a los estadounidenses y absolutas leyendas del heavy metal, Manowar. Nuevamente el Teatro Caupolicán, fue testigo de la fuerza épica de una de las bandas más icónicas del género, amados por unos y odiados por otros, lo que queda claro, es que el conjunto norteamericano no baja los brazos, y se mantienen fieles a su estilo, que evoca batallas y hazañas mitológicas, donde el acero de las espadas es uno de los grandes protagonistas, imaginería que caracterizó constantemente al heavy metal en los ochentas, y Manowar perfectamente podría considerarse uno de sus máximos cultores.

Un teatro Caupolicán abarrotado de amantes del metal de diversas edades, se entregó por completo, a un show inmerso en medio de una escenografía rodeada de telones impresos con ilustraciones, que han caracterizado a la banda a lo largo de su historia. Como un batallón en pie de guerra, la introducción nos da la señal que esperábamos, para el primer ataque de la agrupación conformada actualmente por el bajista Joey DeMaio, principal artífice de esta leyenda, junto al cantante Eric Adams quien lo acompaña desde el inicio, sumando a Dave Chedrick en batería, y el más reciente fichaje que recae en el afamado Michael Angelo Batio, uno de los guitarristas más veloces que la historia del metal haya conocido, quien tomó el lugar de Evandro Martel, para sumarse al  ‘Crushing the Enemies of Metal Anniversary Tour ’22/’23’. Sin mediar aviso, con el himno epónimo “Manowar”, el aforo ovaciona y en medio de feroces saltos corea en conjunto con la banda como si fuese el último respiro de la vida. El cuarteto no tuvo misericordia con los altos decibeles ni con la seguidilla de verdaderos himnos, como “Kings of Metal” o “Fighting the World”, que tenían al público enfervorizados y emocionados ante estos próceres, hasta que un problema técnico, derivado de un adaptador del crew estadounidense, opacó el encuentro, provocando la incertidumbre de los fanáticos, y la preocupación de los técnicos que buscaban el origen del problema en medio de los reclamos del público que temía lo peor. 

Luego de unos tensos minutos, el contratiempo se solucionó y la banda reaparece para proseguir con “Holy War” e “Immortal”, con una leve baja en la intensidad del sonido, nuevamente se interrumpe el concierto, las pifias no se dejan esperar y la molestia del público tensionaba aun más los minutos que corrían lento, hasta que la banda sube al escenario en medio de la ovación, y Chedrick nuevamente da los primeros batatazos a su instrumento para repetir la intro de “Immortal”, desde ahí en adelante el concierto fluyó y se desarrolló de manera perfecta, con el público rendido ante un arsenal de clásicos himnos que están impregnados en la memoria de los metaleros más fieles a estos sonidos de índole épico, que influyó a tantas bandas posteriores y que generaron estilos como el power o el speed metal.

DeMaio y Batio, conforman un dúo de bestias en sus instrumentos, si bien las críticas han hecho y desecho con estos dos músicos por concentrar su ejecución en el artificio técnico y la velocidad, aportan sustancialmente al espectáculo, y está demás decir que sin DeMaio, Manowar no sería lo mismo, su bajo piccolo le ha atribuido el sello que diferencia a la banda en cuanto a su sonido ostentoso y sólido. Junto a Batio, el bajista conforma un muro reforzado con decibeles ensordecedores, que en ocasiones incluso impedía detectar la voz de Adams, quien como un guerrero sacado de alguna antigua historia deambula por el escenario como un amo y señor, un frontman cuya voz no decae ante los años.

Cortes como “Heart of the Steel”, “Warriors of the World United” o “Hail and Kill” se enmarcan dentro de los más intensamente acogidos por los asistentes, a pesar de que el entusiasmo y energía nunca decayó post interrupción del comienzo, sorprendiendo también a los músicos, DeMaio ofreció algunas palabras con un dificultoso español, destacando al público como el mejor que les tocó en este tramo sudamericano, cortesía o no, lo cierto es que los fanáticos se comportaron fenomenalmente sumándose como protagonistas en el interior del recinto santiaguino.

Leyendas como Manowar conocen de códigos y los dominan perfectamente en el escenario, autoproclamados como los reyes del metal, son obsecados en demostrarlo minuto a minuto, con pegadizos riffs y coros que parecen rescatados de marchas camino a las más heroicas batallas, sin rendirse ante los obstáculos. Y este concierto supo de eso ciertamente, triunfando con un espectáculo que terminó con el público satisfecho por lo vivido, coreando clásicos como “Battle Hymn” y “Black Wind, Fire and Steel”, sacudidos por un tonelaje de heavy metal del más puro y despiadado.

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Esta noticia fue publicada por el área editorial de iRock.CL

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