Por Litta
Uno de los platos fuertes y que venía además en son de mostrar su último trabajo fueron los neoyorquinos de Interpol, quienes se impusieron desde su oscura magnificencia. Muchos han querido toda la carrera de esta agrupación hacer el ejercicio de compararlos con otras bandas de gran renombre del estilo, pero lo cierto es que Interpol es una obra de arte en su composición, una que supo captar lo mejor de cada predecesor y exponerlo como un producto completamente nuevo, a pesar de lo novedoso que fue eso en sus inicios, hay que sincerarnos y admitir que no han innovado mucho en su fórmula, la cual es perfectamente sólida y quizás ya no necesite más aventuras, ni la conquista de nuevos horizontes en el sonido actual, un verdadero clásico en vida.
De esas bandas que son parte solida de un soundtrack vital, quizás mucha gente aún no tenía el privilegio de conocerlos cuando ayer fueron parte de la segunda jornada de Lollapalooza Chile, un verdadero festín de oscuridad y densidad intransigente, con una espesa parafernalia que a modo minimalista significó ser una decoración sublime que cobró mayor sentido con la música.
Al estilo del post punk, en blanco y negro las gigantes pantallas, y el acompañamiento de los colores de solo las luces, este género que últimamente ha capturado más adeptos y ayer tuvo su merecido espacio en uno de los escenarios más importantes del festival. Interpol, con un perfecto metrónomo acompañaba a esa rítmica tan deliciosa junto a las notas agudas de las cuerdas y el nazal terciopelo de la voz, temas como Public Pervert, PDA, Rest My Chemistry, The Rover, Slow Hands y Roland, fueron parte de la casi hora de show.
El sombrío y carismático Paul Banks, sorprendió a todos con su español a la mexicana, desde el público siempre se agradece cuando hay un interés por el artista en expresarse en nuestro idioma, también es importante resaltar que la simbiosis quizás no fue tan avasalladora como en otras presentaciones de la jornada, pero estamos hablando de Interpol, en donde la belleza está en lo taciturno…
