LIVE REVIEW | Virtuosismo + feeling = THE WINERY DOGS

THE WINERY DOGS EN CHILE

30 DE JULIO 2013 | TEATRO NESCAFÉ DE LAS ARTES

Por Freddy Veliz O.

Bastó  algo más de un mes desde su visita junto a Adrenalin Mob para que Mike Portnoy regresara a nuestro país, esta vez con el supertrío The Winery Dogs, formado además del afamado baterista, por el tremendo bajista Billy Sheehan y el talentoso Richie Kotzen en la guitarra y voz principal. Luego de que la banda publicara su disco debut homónimo, han llovido los elogios para esta unión de virtuosos músicos, por lo que esta cita era esperada con expectativas bastante altas.

Tal como estaba programado y con un Teatro Nescafé de las Artes repleto al máximo de su capacidad, a las 21:05 horas y bajo la ovación de los fanáticos, estos tres monstruos aparecen en el escenario para cumplir con un show de rock en su máxima expresión. Por momentos duro y en otros con el feeling necesario para envolvernos en la magia y sentimientos propios del blues desde donde fluyen bastantes ideas en la propuesta del trío.

El potente single “Elevate” es el encargado de comenzar esta velada donde el virtuosismo, el groove y las buenas canciones transformaron el ex Teatro Providencia en un hervidero, donde la audiencia no se ahorró los coros, las palmas y constantes muestras de admiración ante lo perfecto que avanzaba la presentación, donde obviamente The Winery Dogs, el álbum, fue el núcleo del repertorio. Así tracks como “We are One”, “Criminal”, “One More Time” demostraban  el increíble fiato logrado por estos músicos que reflejan estar pasándolo muy bien en el escenario.

 “Damaged” fue la encargada de bajar un poco las revoluciones, una balada que me recuerda mucho al estilo impuesto por Soundgarden a la hora de ir más cerca del corazón.

 Kotzen con una calidad vocal impresionante y una ejecución instrumental digna de alabanzas, es el que de alguna manera mantiene a la banda con los pies en la tierra, digo esto, porque él no es de virtuosismos excelsos, como si podríamos notar en sus compañeros, por lo tanto, queda de manifiesto que su papel es primordial en el estilo de la banda. De hecho Portnoy, si bien tiene una personalidad avasallante, y no pierde tiempo para mostrar sus dotes en cada corte, muy fiel a su estilo poniéndose de pié para saludar y arengar desde su set, luego de “Six Feet Deeper” ofreció un breve y poco lucído solo, en comparación a lo que acostumbró a mostrar junto a sus ex compañeros de Dream Theater.

Billy Sheehan si que no escatimó en recursos y sus malabares en el bajo luego de “The Other Side” dejaron a la audiencia boquiabierta ante la innegable maestría del ex Mr. Big.

“You Saved Me” y “Not Hopless” dieron paso a que Kotzen en solitario con su guitarra interpretara “Stand” de sus años junto a Poison, coreada por las aproximadamente dos mil personas que llegaron a vivir esta gran experiencia en el recinto de Manuel Montt.

Luego Sheehan y Portnoy vuelven al escenario para acompañar al guitarrista en un corte de su trabajo en solitario, así y acompañado de las palmas de los asistentes se despachó una gran interpretación de“You Can’t Save Me” para terminar su performance con “Shine” de su etapa en Mr Big.

A estas alturas y rendidos ante la genialidad de estos representantes de las altas esferas del rock, las emociones se desencadenan con “I’m No Angel” y la excelente “The Dying”, llegando al climax máximo cuando Kotzen sentado al piano eriza la piel interpretando “Regret” entre tanto virtuosismo, el feeling más profundo también tiene cabida, un momento realmente sublime para despedirse del escenario ante los aplausos de los fanáticos.

De vuelta ante la insistencia a viva voz del público, el clásico del bluesero norteamericano Elvin Bishop “Fooled Around And Fell in Love” y “Desire” (segundo corte de la única producción a la fecha del supertrío), ponen punto final a un encuentro con tres músicos que demostraron que virtuosismo y feeling si pueden ir de la mano, y que a pesar de sus lucimientos, la desmesura no es parte en la música de The Winery Dogs. Una presentación perfecta, desde la pulcritud del sonido a una puesta en escena sencilla, The Winery Dogs sin pretensiones de buscar nuevos rumbos musicales, logra refrescar con efectividad el poderoso y maldito sonido del rock and roll.

Fotos: © Cristian Carrasco S.

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