14 de junio 2019 – Rock & Guitarras
Nota : Freddy Veliz – Fotos: Christian Quiroz
Durante la segunda mitad de los setenta, en Inglaterra comenzó a surgir un grupo de bandas, que iban en paralelo al punk tan en boga en esos años por el Reino Unido. Agrupaciones cuya popularidad explotó entrando en los ochenta, conformando una generación a la que se llamó la New Wave of British Heavy Metal. De esa generación, Iron Maiden se convirtió en porta estandarte del movimiento, y fue la banda que alcanzó el mayor éxito comercial y de popularidad, seguidos de Def Leppard y en un rango menor Saxon y Venom. Sin embargo, la lista de conjuntos que contribuyeron al desarrollo de la NWOBHM es bastante amplia, y de vital importancia como influencia para toda una generación de músicos posteriores, que dieron paso a subgéneros como el thrash, el glam, el black o el death metal.
Este viernes 14 de junio, en Rock y Guitarras, fuimos testigos del debut en Chile de una agrupación vital e imprescindible de esa camada de rockeros ingleses que cambiaron el rumbo del hard rock. Me refiero a Raven, power trío fundado en 1974 por los hermanos John y Mark Gallagher (no confundir con los plomos de Oasis), quienes tuvieron su cuota de éxito en la década de los ochenta, siendo referentes absolutos del movimiento. La banda se ha mantenido activa por todos estos años, con un pequeño stand by por problemas de salud de su guitarrista. A pesar de que nunca lograron despegar comercialmente, se ganaron un lugar importante en la historia del heavy metal mundial.
Este debut no sería solo de ellos, también llegaron a nuestro país junto a Leather Leone y su banda Leather. La cantante estadounidense, es una figura emblemática del heavy metal clásico, desde sus años como frontwoman de conjuntos legendarios como Chastain o Rude Girl, siendo una pionera en la incorporación de la voz femenina en el heavy metal, por lo tanto esta jornada prometía ser una joya antológica del metal en su estado puro.
La apertura de este magno evento debía contar con una banda chilena, y la responsabilidad recayó en Exxocet, conjunto en el cual sus miembros están lejos de haber vivido durante los años de gloria de los anfitriones, pero han sabido absorber el legado del heavy metal ochentero de tal manera que suene fresco y actual, sin dejar de lado una estética que rememora los colores, peinados y atuendos de la movida más cercana al glam o hair metal como es conocido por algunos. La particularidad de Exxocet, es que su propuesta no se queda solo en la imagen, y su imagen tampoco es clave para entender lo que nos entregan desde la música. La banda conformada por Sebastian Von Chrismar en voz, Lucas y Richie en guitarras, Danny Crow en bajo y Martín en batería, logran reunir aspectos del clásico hard rock y heavy metal, con el lado melódico del glam, sonando bastante intensos y pesados. El conjunto editó recientemente “Mighty Jungle”, placa que acusa madurez y un planteamiento bastante serio, desde el punto de vista en que se proyectan como banda.
Un set escogido con pinzas, que incluyó cortes de sus dos discos a la fecha, partiendo con “Rock and Roll” y “Cannibal Carnival”, para continuar con un show de gran nivel, convenciendo inmediatamente a una audiencia compuesta por un público de una generación dura del heavy metal, y que es bastante crítico respecto a propuestas más jóvenes, en especial de una estética a la que muchos le hicieron el quite hace tres décadas atrás. La banda apuesta por el espectáculo, y trabajan para eso, lo que marca una diferencia con muchos conjuntos en nuestro país que no se atreven a dar ese paso tan importante para cautivar al público que los sigue. El hecho de incluir una senda versión de “Painkiller”, original de Judas Priest, donde cada uno de los músicos se luce, demuestra que son mucho más que una banda glam, y eso queda totalmente claro con cortes como “Speed of the Wind” o “Heavy Metal Angels” que adquieren mayor fuerza en vivo, invitando a cabecear los riffs que emanan de una dupla de guitarras muy bien compenetrada. Si esta banda no te convence con su música, te aseguro que si lo hará por su entrega y su espectáculo, un trabajo profesional y que se nota a lo lejos, hacen con mucha pasión.
Un breve intermedio, y nos aprontamos a recibir a Leather sobre el escenario. Cuando los guitarristas Vinnie Tex y Kiko Shred, junto al bajista Thiago Velasquez y el baterista Marcus Dotta marcan las primeras notas introductorias, siendo las 23:00 horas aproximadamente, aparece la delgada figura de Leather Leone, la legendaria cantante que estuvo alejada por bastante tiempo de la música a partir de 1991, regresando a las pistas el 2010, retomando su lugar en Chastain, y continuando su carrera en solitario.
El 2018 Leather lanzó el álbum II, y de esta placa rápidamente extraen una tripleta devastadora: “Juggernaut”, “The Outsider” y “Lost at Midnight”. La cantante es dueña de un magnetismo inquietante, su voz pareciera no envejecer con los años, e instantáneamente me trae a la memoria la impronta del entrañable Ronnie James Dio. Leone es inequívocamente el enano maldito en su versión femenina. Su forma de desplazarse, su físico diminuto, pero que se agiganta en el escenario, nos llevan inmediatamente a sentir esa influencia directa de Dio en Leather, quien alguna vez, confesó que una de las razones por las que volvió a subirse en un escenario, fue la muerte del ex Rainbow, una de sus máximas inspiraciones, y eso queda absolutamente de manifiesto al verla en vivo.
No podía faltar en el set un repaso a los legendarios Chastain, y cortes como “We Bleed Metal”, “Angel of Mercy” o “For Those Who Dare” se entremezclaron con sus más recientes creaciones, como la portentosa “Black Smoke” o “Let me Kneel”. El público se entregó con efusivos aplausos y ovaciones a la mítica vocalista, quien nos desafió constantemente con su endiablada mirada, que apuntaba directamente a cada uno de los rostros presentes frente a la tarima del bar, además de exponer una energía envidiable. Un show breve pero intenso, de buen heavy metal, que terminó con otro recuerdo de sus primeros años con Chastain, “The Voice of the Cult”, pieza que dio nombre al álbum de 1988, cuarto de los estadounidenses, nos dejaba la temperatura a grados encendidos para lo que se venía en el plato de fondo.
Mientras subía personal técnico al proscenio del Rock y Guitarras para los cambios de equipo correspondientes, y los mismos hermanos Gallagher hacían las pruebas de rigor para dejar todo completamente listo para su presentación, Leather Leone se dio el tiempo de saludar y fotografiarse con los fans que se encontraron de forma circunstancial con su frágil figura en uno de los ambientes del local. Momento de gran entusiasmo de los seguidores que aprovecharon también la oportunidad de agradecer a la estadounidense por su gran presentación.
Cuando estaba todo aprobado por Raven, estos suben al escenario en medio de la ovación de la concurrencia, que lamentablemente no fue un número que hubiese esperado para recibir a tamaña leyenda, sobretodo en un país que se jacta de ser uno de los mas metaleros del planeta, bueno, estas instancias clarifican que hay mucho marketing detrás de eso, y aun estamos en deuda con el reconocimiento a todas las bandas que han engrandecido el movimiento, porque al parecer para la gran mayoría no existe un mundo más allá de glorias como Iron Maiden o Metallica.
El power trío llegó a Chile con la predisposición de entregarnos un show con toda la potencia que un buen fanático de la NWOBHM esperaba. Los hermanos John (bajo – voz) y Mark Gallagher (guitarra), junto al baterista Mike Heller (Fear Factory, Malignancy), incorporado a la banda el 2017 en reemplazo de Joe Hasselvander, derrocharon una energía desbordada en cada uno de los clásicos que se fueron sucediendo en esta esperada jornada. Es irreproducible en palabras, lo que se experimenta al encontrarse con una agrupación que es dueña de canciones emblemáticas, con las que muchos de los presentes crecieron, y fueron construyendo una banda sonora de vida en torno al heavy metal. Presenciar en vivo cortes como “Take Control”, el himno “All for One” coreado como si en eso se nos fuera la vida, “Hung, Drawn & Quartered” o la épica rockera “Rock Until you Drop”, fue un viaje hacia la adolescencia, cuando álbumes como el Live At Inferno llegaba a las estanterías de la mítica Rock Shop y de ahí a nuestros oídos.
John Gallagher , con 60 años a cuestas, no acusa mayor deterioro vocal, su característico falsete, que por momentos nos recuerda a King Diamond o a Rob Halford, se mantiene intacto, su actitud en el escenario es de un juego constante con su hermano Mark, que dos años menor, y con una contextura bastante mayor que en sus años dorados, intenta conservar parte de su histrionismo, desplazándose en el escenario, jugando con su guitarra o regalando muecas a la audiencia que se enfrasca en mosh, o responde en coro cada clásico que nos presentan. El power trío sabe como conectar con el público, y sostienen un feedback permanente, incluso cuando nos dan a conocer “Top of the Mountain” nuevo corte que están tocando en esta gira sudamericana.
Los oriundos de Newcastle, al ser un trío, se alejan de la conformación tradicional de una banda de Heavy Metal, que generalmente apelan a las dos guitarras, pero eso no resta en ningún momento a su sonido, puesto que Mark tiene un talento innegable en las seis cuerdas, creador de sendos riffs que marcaron toda una época y que definen en parte al género, como era de esperar nos ensordeció con un potente solo de guitarra y nos exhortó a un mosh pit arrollador con la incólume “Faster Than The Speed of Light” extraida de ‘Wiped Out’ (1982) ejemplo vivo de la influencia que Raven ejerció en el thrash o el speed metal.
“Stay Hard”, del álbum del mismo nombre de 1985, primero que los ingleses grabaron bajo el sello Atlantic, y que les costó variadas críticas de sus seguidores, al constatar que el conjunto intentaba, en vano, posicionarse comercialmente, con el paso del tiempo, se ha transformado en un obligado, que funciona en vivo como uno de esos himnos que se cantan con fuerza, al igual que “On and On” del mismo álbum, muy cuestionado en la época. Si de momentos celebrados hablamos, “Mind Over Metal” o “Break the Chain” podrían llevar la delantera, aunque el concierto fue bastante equilibrado en cuanto al clímax generado, con un sonido bastante discreto, para un recinto cuya acústica no tiene muy buena fama.
John impresiona con un increíble y distorsionado solo de bajo, donde incluye un extracto conmovedor de “The Rain Song” de Led Zeppelin, que progresa hacia la locura del mayor de los Gallagher, desafiando a los amplificadores dispuestos en el fondo. Raven siempre han sido abiertos en reconocer sus influencias, y así también lo demuestran en escena, con un portentoso medley que incluyó clásicos como “I don’t need no doctor” de Humble Pie, “It’s a Long Way to the Top (If you wanna Rock and Roll)” de Ac/dc, “Symptom of the Universe” de Black Sabbath, “Rock Bottom” de U.F.O. y “Hell Bent for Leather” de Judas Priest, cantados por la fanaticada al unísono, antes de ir acercándonos al final con “Wiped Out” y la despedida definitiva con “Don’t Need your Money”.
Un conjunto que ya viene de vuelta , cuya carrera se ha mantenido en los límites del underground, a pesar de ser considerados constantemente en festivales europeos, y contar con un respeto invaluable por cientos de músicos que crecieron al alero de un movimiento en donde Raven es un pilar fundamental. Mark prometió regresar el próximo año, esperemos que así sea, y quizás saldar la deuda de la convocatoria, una que fue bastante egoísta esta vez para recibir a estas verdaderas leyendas del metal, tres mosqueteros, que lo entregaron todo en el escenario, solo para fieles metaleros privilegiados.
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