Nightwish en Chile
Invitados: Caterina Nix + Polimetro
04 de octubre 2015 | Teatro Caupolicán
Review: Celeste Jamacg | Fotos: Claudio Poblete
Caterina Nix, Polímetro y la gran banda finesa Nightwish, lucieron llenando a tope el Teatro Caupolicán, conformando un gran cartel nacional-internacional.
La jornada parte con retraso leve, que se olvidó inmediatamente cuando una tímida Caterina Nix abrió el camino de esta gran noche. Con un repaso de seis canciones de su más reciente trabajo, la soprano desbordó sensualidad con un traje que poco dejaba a la imaginación y que difícilmente uno podía quitar la vista de él, hizo de su presentación, en todo momento, solo un gran guiño al público.
Los temas que presentó son del disco “Chaos Magic” quien produjo Timo Tolkki, ex Stratovarius. La voz de Caterina es hermosa aunque esta noche dejó el entusiasmo algo escondido detrás de stage, porque el movimiento escénico no consiguió llenar la expectativa que ella genera, más bien fueron guiños hacia el público, quienes desbordaron energía de principio a fin, lo que también exige más, siento que no logró aprovechar esta oportunidad de proyectar más.
“I’m Alive”, “The Ponit of no Return”, “Drop of Blood” fueron temas de Chaos Magic (2015), que lograron el imperioso trabajo de hacer que el aire pasara de frío a tibio, entre para dar paso a la gran banda nacional Polímetro, quienes dejaron el ambiente arriba, tocando impecable
Estos grandes del rock nacional fueron los que deleitaron aquellos oídos con temas notables como “Despertar”, “Inferno”, “Laberintos”, “Fábulas”, “Trance” y finalmente “Luz y sombra”. Se adueñaron del espacio, fueron perspicaces en los movimientos escénicos, pero se dieron a su público, quienes ovacionaron a la banda de una manera impensada, hubo química y a decir verdad la música de Polímetro incita fuerte al cabeceo.
Pasajes virtuosos, temas con mucho power, torcieron el tiempo de espera, disgregaron la impaciencia y nos sacaron del contexto. No cabe duda que esos 14 años de silencio hoy –felizmente- quedan para siempre atrás, para tener el privilegio de ser parte de un show como el que Polímetro tiene para dar. Además hay una mención especial para Cristian Mardones, quien dirigió desde consolas el sonido del cartel nacional haciendo que el invitado extranjero apenas llegara al estándar impuesto de los dos primeros shows.
Nightwish
Llegando a las 21 horas, se acercaba el turno de Nightwish. Solo pensé que el último disco no fue del todo mi agrado, pero luego del arranque,con “Shudder Before the beautiful”, admito que en vivo, como así lo intuía, sonó mejor y gustó más. El desplante de la vikinga en vivo es otra cosa, tiene aquellos matices que pasan de ser una tierna princesa, a ser una diosa del olimpo vikingo, ruda y desplante excepcional, ella sabe cuáles son sus mejores virtudes y no duda en usarlas. Se entrega pero no tanto, le gusta dar y quitar, lo que termina por dejar al público algo atrapado esa preformance, ya que te hace esperar más.
Segundo tema de la noche es “Yours is an Empty Hope”, correspondiente al último trabajo, el de las eternas formas más hermosas. Sin embargo, la rompieron con “Ever Dream” y “She is my sin”, la primera correspondiente al disco Century Child (2002), y la segunda a Wishmaster (2000), temas que obligaron a la horda de seguidores a cantar a todo pulmón, evocando aquella memoria emotiva de los primeros años, los primeros discos, los primeros conciertos.
Cuando evocan discografía anterior, siempre pasa algo que es imposible no hacer, sobre todo cuando los integrantes van cambiando en el tiempo. Un poco de eso con “My Walden”, y el coro inminente del público, mientras que en la versión del tema “The Islander” fue muy agradable la interacción que se produce con Marco Hietala solo en el escenario, haciendo cantar a todos los chascones y chasconas para luego hacer entrar coreográficamente al resto de los integrantes de Nightwish e incorporarlos a la canción, esta vez con electricidad.
La dinámica del show fue estimulante, hubo mucho del Endless Forms Most Beautifull (2015), y hubo clásicos, uno de los que más destaco es la presentación del “Ghost Love Score” (disco Once), y lo que generó escuchar este tema en vivo. Hay una química fuerte que produce volver a escucharlo, aunque sea un tanto diferente a la marca que dejó su predecesora Tarja Turunen, pese a ello, Jansen no trata de imitar esos tonos, sino que usa lo que tiene, para transformarlo en algo diferente pero hermoso. A veces su voz se perdía, alguna falla técnica en el micrófono que a veces opacó ese talento, aunque siempre fue reivindicandose, luciendo esa voz a esplendor.
Lo mismo me pasó con “Nemo” (Once) y Wishmaster (homónimo), “Sleeping Sun” y “Stargazers” (Oceanborn) y “Seven days of wolves” que pese a el registro de origen es bien diferente, son canciones que tienen una química eterna y hacen que desgarres tu garganta cantándola tan fuerte y olvidas a ratos las comparaciones.
La presentación en el global fue buena, pese al retraso y un par de fallas técnicas. En ese caso la coordinación con los tiempos aún sigue siendo baja, pese a ello, esperamos que durante el tiempo vaya solucionándose.
El público, siempre es un actor importante cada vez que empezaba un tema, un solo, o alguien hacía algo que podía desencadenar emoción. Desde los primeros minutos desde que se abrieron las puertas, la energía y la desesperación por estar cerca de los ídolos, desencadena momentos algo tensos en las inspecciones de la entrada, pero solo revela esa espera de siete años.
Nightwish vino y demostró que en vivo son los favoritos, ante un Caupolicán lleno, Hietala se preguntó en un momento: “cómo fue posible que dejáramos pasar tanto tiempo”, ante tanto cariño de los fans, que fueron un integrante más de la banda haciendo unos coros impresionantes, cantando cada uno de los 18 temas que los finlandeses trajeron a Santiago. Otro ejemplo, es que Jansen dijo dos o tres veces, ¡ustedes me erizan la piel!
Luego de que la banda interpretara la tremenda Ghost Loves Score, finaliza “Last Ride of the Day” con un hermoso interludio del Troy Donoclkey a cargo de elementos de viento como flauta y gaita.
Seguido del inmenso “The Greatest Show on Earth; Chapter IV: The Understanding; Chapter V: Sea-Worn Drif que da punto final a esta noche llena de emoción.
Algunas reflexiones, me faltó más voz de Hietala como en tiempos de antaño, alguien le bajó las revoluciones al quien como un endemoniado interpretó tan bien “Phantom of the Opera” junto a Tarja Turunen, o simplemente nivelaron para abajo. Se miraron poco entre ellos. Muchos quisimos otra canción más, ojalá una de antaño, entonces como no fue así, propongo que Nightwish haga una gira de los 20 años (2016) con temas de los primeros discos y pasen por Chile solo para saber la magnitud de movimiento que Nightwish provoca en sí mismo. Quiero escuchar la verdadera capacidad de Floor Jansen, que se aleje del lírico y se acerque a ese vozarrón privilegiado con el que cuenta.
Setlist Nightwish