Foto: Roberto Vergara – The Fanlab
KISS EN CHILE
14 DE ABRIL 2015 | MOVISTAR ARENA
Los legendarios KISS regresaron por quinta vez a nuestro país, y tal como ocurre en cada visita aquí en Chile, y alrededor del mundo, la banda liderada por Gene Simmons y Paul Stanley, crea un ambiente festivo desde muchos antes de la fecha de sus respectivas actuaciones.
40 años de trayectoria que están celebrando como sólo ellos lo saben hacer, con un espectáculo de primera línea, con todo lo que un concierto de ellos amerita.
Kiss es una banda cuya faceta siempre se enmarca dentro de lo que son los shows en grandes estadios, dado el arrastre generacional y los efectos visuales que utilizan, que están en gran porcentaje asociados a los fuegos de artificio. Cuando se anunció que el concierto se daría a cabo en el techado recinto Movistar Arena del Parque O’’Higgins, hubo escepticismo por parte de muchos, los organizadores insistieron en repetir una y otra vez que el acto sería con todo lo que KISS significa, y que abarca mucho más que solo la música.
Con una apertura a cargo de la fuerza hardrockera de los nacionales FHT (ex Farenheit) el ambiente fue elevando poco a poco la adrenalina para lo que se venía supuestamente a partir de las 20:30 horas.
Un marco de público como era de esperar para los norteamericanos, una fiesta que se podía disfrutar en familia, lo que cientos de padres así lo entendieron, quedando graficado en la gran cantidad de pequeños que circulaban por cada uno de los sectores.
La producción también trabajó para que ese ambiente festivo se sintiera por cada rincón, y habilitó (para el público de cancha preferencial) un área denominada Kiss Room, salón temático de Kiss con juegos y degustación de tragos, acompañado de videos, fotografías y un ficticio a tamaño real de Gene Simmons creado por el artista chileno Necro Escultor (Michael Benitez), donde se armó una larga fila para fotografiarse. Una excelente iniciativa para hacer más amena la espera.
Con media hora de retraso, cuando las ansias del público resaltaban en silbidos y en gritos pidiendo a los neoyorkinos, la clásica voz en off nos anunciaba el comienzo de la fiesta, con un video donde muestran la llegada de los músicos y la caída del telón para que el clásico “Detroit Rock City” haga temblar el recinto en medio de la ovación y las explosiones de artificios, la fiesta más grande del rock and roll era toda una realidad en Santiago. Una fiesta de casi dos horas de duración, en que The Demon (Gene Simmons), Starchild (Paul Stanley), Catman (Eric Singer) y Spaceman (el ex Black ‘n Blue Tommy Thayer) desmoronan críticas con un espectáculo impecable de principio a fin, pueden haber detalles de sonido o la desgastada voz de Stanley se pierde más de la cuenta, pero en un concierto de Kiss, eso pasa a segundo plano, quedando cubiertos dentro de toda la parafernalia que los potencia, y que en realidad, es el verdadero fuerte y lo que la gente quiere disfrutar.
Foto: Roberto Vergara – The Fanlab
Un recorrido por distintas etapas de la larga trayectoria que celebran en esta nueva gira, que se ponen de manifiesto con cortes como “Creatures of the Night”, clásico de mediados década de los ochenta, que marcó un giro en lo que venía trabajando la agrupación a finales de la década anterior , con discos como Dinasty (1979), Unmasked (1980) o Music from the Elder(1981), tiempos difíciles para la banda, muy criticada por sus adeptos y la crítica especializada durante esos años. A propósito de esto último, un fenómeno a tener en cuenta es pensar en lo que pasa con “I was made for lovin’ you” aparecido en el vapuleado Dinasty, convirtiéndose con el tiempo en uno de los clásicos esenciales de la banda, siendo uno de los más coreados por sus fanáticos cerca del final del concierto.
“Psycho Circus”, “War Machine” y “I love it Loud” antecedían a la incombustible “Deuce”, los rostros de alegría en el público no se disimularon ante una puesta en escena pensada pulcramente para mantener la atención por cada minuto que corría. Esa es una de las grandes virtudes de KISS, son maestros en esto que se conoce como show bussiness.
Un concierto de KISS no varía en demasía entre gira y gira: Gene y sus escupidas de sangre mientras realiza su solo de bajo; el vuelo hacia las alturas de la parrilla de luces en “God of Thunder”; Tommy Thayer detonando ráfagas de fuego desde su guitarra antes de lanzarse con los potentes riffs de “Parasite”; Paul Stanley volando sobre el público en las tremendas “Love Gun” y “Black Diamond” o Eric Singer elevándose en su batería ante la algarabía de un público que llegó en gran cantidad con sus rostros pintados, algunos incluso disfrazados para presenciar esta muestra de niveles circenses de una de las bandas más grandes de la historia del rock, nos guste o no.
Para el final “Shout it out Loud”, “I Was Made for Lovin’ You” dejaron el climax elevado a una máxima temperatura para terminar en una explosiva lluvia de papeles blancos con cerca de 15.000 personas coreando el clásico por excelencia de por lo menos cuatro generaciones, “Rock and Roll All Nite”.
KISS es una banda que difícilmente tenga parámetros de comparación con otras agrupaciones, solo podrían se asociados a bandas como AC/DC o IRON MAIDEN, en cuanto a esa preocupación por el espectáculo y entrega a su público. Puede ser discutible en algunos puntos su música en ciertas etapas o su apego a lo comercialmente correcto, pero existe algo que no podemos discutir y es el nivel de trascendencia que han logrado en estos 40 años donde los altibajos (como cualquier banda de esa trayectoria) dieron paso a reivindicaciones con sus más antiguos fans y a seguir sumando seguidores gira tras gira. Ya esa larga gira de despedida anunciada hace casi dos décadas atrás quedó en el olvido, la banda celebra 40 años, siguen enfervorizando y dando lo mejor de sí para su público, y estuvimos ahí para corroborarlo. Fuimos por lo mejor, y lo obtuvimos con la banda mas encendida de la historia del rock.
Review: Freddy Veliz
Fotos: Roberto Vergara (The Fanlab)
