Por Freddy Véliz
Una de las sorpresas rockeras que nos entregó esta octava edición de Lollapalooza Chile 2018, fue una banda originada en las gélidas tierras de Islandia. Un país pequeño, que ha nutrido de importantes nombres al mundo de la música como Sigur Ros, Solstafir, Of Monster and Men, o la estrella máxima Björk. Todas tienen en común ser artistas que proponen estilos con un especial sonido, arraigado comúnmente a etéreas atmósferas que nos trasladan al folk, o a la naturaleza de esas lejanas culturas para nosotros. Pero en el caso de la novel banda Kaleo, su sonido está basado en un blues rock directo, con peso y muy aferrado al tradicional blues eléctrico norteamericano. De hecho el conjunto se radicó en Estados Unidos para desarrollar su carrera, donde han obtenido muchos beneficios y reconocimientos.
Kaleo fue una de las bandas afectadas por los cambios originados en la llegada de equipos desde Argentina, debiendo cambiar su horario y escenario donde en un comienzo estaba contemplada su actuación. A las 19:15 horas del domindo, la agrupación ya estaba sobre el escenario Acer ante miles de personas que los prefirieron a ellos, por sobre Liam Gallagher o Khalid, con quienes se topaba su turno. La energía que desenvuelven estimula a corear, saltar e incluso cabecear con la electricidad de un blues pesado por momentos, pero que matiza con melodías vocales, a cargo de la poderosa interpretación del joven cantante y guitarrista JJ Julius Son, quien posee un registro grave que otorga profundidad y peso a cada pieza. Intercambia su guitarra por un dobro, luego utiliza slides y así va generando una conexión musical con las raíces más legendarias del rock.
El conjunto ha obtenido nominaciones al Grammy, también ganado discos de oro y platino por sus éxitos, que estuvieron presentes en Lollapalooza, desenfundados para el deleite de los presentes. “Broken Bones”, “I Can’t Go On Without You” antecedieron a “No Good” uno de sus más reconocibles singles, donde el peso blues rockero solo estimula a uno de los momentos más álgidos del concierto, que prosigue con “Hot Blood” y la más reposada “Vor í Vaglaskógi” cantada en su idioma de origen y que nos relata recuerdos de los bosques de Vaglaskógi en la lejana Islandia.
Julius, tiene una pronta llegada con el público femenino que no duda piropearlo con un impulsivo ‘mijito rico’, el músico mira extrañado sin entender mucho lo que sucedía y directamente nos incita a saltar y movernos al son del groove de “Backdoor”. Þorleifur Gaukur Davíðsson, tecladista, percusionista también ejecuta su harmónica en medio de una suerte de jam, donde Julius interactúa haciendo cantar al público, uno de los peak del concierto se generó con ese contacto que en el rock es la fórmula histórica para hacer partícipe a los asistentes, dándole la dinámica apropiada. Las cadencias del multiplatino “Way Down We Go” ponen una pausa antes de explotar con un final rockanrolero a cargo de “Rock ‘n’ Roller”.
Kaleo demostró que las nuevas generaciones continúan cautivándose por los sonidos más clásicos del rock, ellos mismos, son jóvenes que retoman esa senda que hizo grandes a músicos como Stevie Ray Vaughan, Albert King, Muddy Waters, entre otros tantos músicos que han puesto en alto el blues eléctrico. Los islandeses, han sabido inteligentemente absorber un sonido de una cultura muy lejana para ellos, empapándose de esa música que nació en el Delta del Mississippi para expandirse hasta los rincones más escondidos del planeta.
Sin dudas uno de esos shows que sorprenden, dejando la satisfacción de que el rock en su expresión más tradicional, tiene vida para rato.
