Nota: Freddy Véliz Fotos: Cristian Carrasco
Catoni: Celebración 10 años. 30 de abril 2019 – Club Chocolate, Barrio Bellavista.
Carlos Catoni hace 10 años comenzó a gestar su proyecto solista Catoni, luego de haber sido parte de bandas como Borbotones o Hooker, ligadas directamente al blues. Con su power trío da un vuelco hacia el rock más duro y directo, aunque su escuela bluesera siempre reaparece dentro de su propuesta. Cumplir una década de vida, no es menor para una banda chilena, el camino es complejo y los obstáculos para ir creciendo a veces terminan por frustrar los sueños, y Carlos ha sabido bastante de eso en este trayecto que quiso celebrar en grande este martes 30 de abril en Club Chocolate.
El guitarrista no escatimó en recursos para que esta celebración fuese especial, y aprovechando el espacio que brinda el recinto ubicado en pleno Barrio Bellavista, sorprendió con una puesta en escena a la altura de las circunstancias, donde la iluminación jugó un papel primordial, junto a visuales proyectadas en la gran pantalla de fondo.
Cuando eran las 22:15 horas en punto, el power trío que Catoni actualmente conforma junto al bajista Braulio Aspé (Crisálida – Octopus) y el baterista Franco Gabelo , suben al escenario, ante el recibimiento del público que llegó en una buena cantidad a esta fiesta. Desde el inicio con “Misión Stereo” y “Hecho de Fuego”, dos potentes cortes de ‘Como Hacer Rock y no Morir en el Intento’, su más reciente placa de estudio, somos invitados instantáneamente a sacudir nuestras cabezas, atraídos por el peso de la guitarra de Carlos y un bajo que destaca portentosamente, ataviados de un sonido pulcro y definido, a cargo de Andrés Yanten.
Durante los 10 años, Catoni, ha sufrido variados cambios de integrantes, que por diversas razones han ido rotando. Felizmente esto no ha afectado de forma importante la constancia ni la esencia de esta propuesta, el guitarrista ha sido bastante inteligente a la hora de escoger a los músicos que lo acompañan. La actual alineación funciona de gran manera, Aspé ha sido intermitentemente un punto clave en el trío, y Gabelo dentro de su juventud, solo saca aplausos por su talento tras los tarros. Además el guitarrista ha ido formando un equipo técnico comprometido y eso quedó sobradamente ejemplificado en esta presentación.
Dentro del catálogo de Catoni, hay canciones que se han convertido en verdaderos clásicos para sus seguidores, “No Eres Real”, “Te Prefiero”, “Apareces” o “Nuestra Mafia” se corean a fondo. Carlos también nos regala un potente cover de “La Conquistada” original de Los Jaivas, antes de descargar cartuchos de alto calibre con “Lobo” antecedido por “Luna” que sirve de introducción a este nuevo himno obligado del power trío nacional. El concierto se va delineando a través de una efectiva elección de tracks que van desde las bajas revoluciones y sentidas notas de “Te Olvidaré”,“La Espera”, “Migajas” o “El Sueño”, a una entretejida mezcla con “Llévame” o el himno por antonomasia “La Vida Es Rock” con Erwin Lost invitado en la armónica, tema el que puedo asegurar, engloba esta carrera imparable de Carlos Catoni por hacer Rock desde el corazón, con agallas y curtiéndose ante las adversidades de lo que esto significa.
El músico ha crecido bastante en estos años, siempre concentrado en desarrollar su carrera bajo su propio control, ahora apoyado por Franco Gabelo quien además es su partner en el área de producción y grabación, una sociedad que está decidida a seguir empuñando manos por su propia música y la de otros artistas que necesiten el apoyo para emprender sus propuestas. Hay un claro signo de colectividad, que sin dudas es el camino a seguir en tiempos donde el rock está de capa caída para la gran industria, pero no para Catoni, que tuvo una gran respuesta de convocatoria en esta jornada, algo que no siempre se puede celebrar.
Fueron cerca de dos horas de un show intenso, que finalizó con dos caballitos de batalla que nunca fallan en el repertorio de Catoni, “Autodestrucción” y “1000 Kilómetros” suenan explosivas en una jornada de historias contadas desde las propias experiencias, que se traspasan a través de una guitarra bien calibrada, consistente y llena de un groove sostenido en cada una de las piezas, lo que conlleva siempre a estar atentos y siguiendo la música ya sea con palmas, saltos, coros o simplemente moviendo nuestras cabezas, contagiados por la energía que emana desde el escenario. Catoni demuestra que su tozudez ha ido dando frutos, y que a pesar de los bajones que se viven haciendo rock, el mantenerse en pie le ha posibilitado que esté celebrando una década haciendo lo que ama, ese ejemplo de constancia y profesionalismo, puede ser un empujón para otros que recién comienzan y ven con suspicacia lo que depara el futuro. Por ahora seguimos saboreando el trago dulce de una gran jornada, esperando que los años se sigan sumando en este largo camino hacia la cima del rock and roll.
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