8 de junio, Club Subterráneo
Nota: Freddy Veliz – Fotos: Barby Box
Armored Saint nacieron en pleno apogeo del heavy metal en la primera mitad de los ochentas, en Los Angeles, California, cuna de un subgénero que conoceríamos como glam o hair metal. Pero ellos iban por un camino paralelo, con un sonido más cercano a la NWOBHM que desde Inglaterra se esparcía hacia el resto del planeta. Por esa misma época en California, bandas como Metallica, Slayer o Exodus, comenzaban a revolucionar el sonido del metal llevándolo a otros extremos, fundando lo que se denominaría a la postre como thrash metal. Armored Saint, sin pertenecer directamente al thrash metal, encajó perfecto en ese circuito, debido a su esencia underground y la influencia tácita del heavy metal británico que unía a ambos estilos. John Bush, su vocalista, incluso pudo haber formado parte de las filas de Metallica, si no hubiese desechado un ofrecimiento que le hicieran en la época, debido al poco convencimiento de James Hetfield de dedicarse a cantar en la banda por esos primeros años. El estilo de Armored Saint, les dio la posibilidad de expandirse en un circuito de manera transversal, compartiendo escenario con bandas como los mismos Metallica, Dio, W.A.S.P. o Aerosmith entre otros, logrando posicionarse como un importante agrupación del género en esa década, hasta los primeros 90.
Bastante agua ha pasado bajo el puente desde esos primeros años, Bush y Joey Vera fueron parte de las filas de Anthrax, mientras Armored Saint pasó a un receso, para volver a la carga en la primera década de este siglo, y este viernes 8 de junio, llegaron por primera vez a Chile, para presentarse en Club Subterráneo ubicado en pleno corazón de Providencia.
Para este debut de los norteamericanos en nuestro país, los encargados de abrir los fuegos, fueron la banda nacional Robot The Mimbre, conjunto con casi dos décadas de trayectoria, cuyo concepto lírico se enfoca a una dura y ácida crítica social. Puntualmente a las 20:00 horas, el quinteto subió al escenario para desenfundar cortes tanto de sus clásicos discos, como de “Estado de Necesidad” su cuarto y más reciente álbum, editado el 2017.
Primera vez que a la banda compuesta por Ignacio Suárez en voz, Pablo Aranda en bajo, Luis Urrutia en Guitarra, Nestor Osorio en batería y Mario Maldonado en guitarra (su miembro más reciente), enfrentaba la apertura de un show internacional, y cumplió cabalmente las expectativas con un concierto intenso, donde cortes como “El Sobreviviente”, “Soy una Máquina” o el himno “Robot the Mimbre” sonaron como un gran martillazo en nuestros cráneos. Una banda que destaca por la furia de sus letras y la potencia vocal de Ignacio, que junto al complemento de sus compañeros, fueron un número perfecto para recibir a la legendaria banda californiana, botando a la basura cualquier duda respecto a su participación en este importante encuentro.
A las 21:00 horas, Armored Saint, por fin pisaba un escenario chileno, el estruendo de las guitarras con “Win Hands Down” corte del disco del mismo nombre, último de estudio, editado el 2015, da el vamos a un show de una solidez en cuanto a sonido e intensidad que nos dejó perplejos al instante. Clásicos de sus primeros años como el gran himno “March of the Saints” rompiendo gargantas de los bangers que, probablemente nunca siquiera soñaron con tener a estas leyendas frente a frente, fueron creando el ambiente propicio para que el conjunto se sintiera totalmente en casa. John Bush mantiene un registro impecable, pareciera que a sus 54 años, el tiempo y el desgaste no pasara por él, además de ser un frontman carismático, que conecta con su público desde la cercanía de un tipo sin ínfulas de rockstar.
“Dropping Like Flies” del emblemático ‘Symbol of Salvation’ (1991) o “Nervous Man” del histórico ‘Delirious Nomad’ (1985) van construyendo un set balanceado hacia sus cuatro primeros trabajos de estudio, pero sin dejar fuera placas como ‘La Raza’(2010) o ‘Revelation’ (2000), desde donde cortes como “Left Hook From Right Field” y “Pay Dirt” respectivamente, nos recuerdan que el conjunto tiene un material bastante interesante, más allá de sus más reconocibles piezas.
Heavy Metal del más clásico, que trasciende y crece con los años, la dupla de guitarras con Pete Sandoval y Jeff Duncan, constantemente nos entregan una impecable muestra de virtuosismo con punzantes solos que remecen nuestros tímpanos, y unos riffs blindados con el peso del bajo a cargo del gran Joey Vera, que constantemente toma lugar en el centro del escenario para apuntar con su instrumento hacia el público que en total conexión con la historia del conjunto, ovaciona cada uno de los cortes que van armando el set.
El conjunto mantiene prácticamente su formación original, con Duncan siendo el único miembro que no está desde los inicios, pero llegó a la banda en 1989, lo que finalmente nos hace concluir en una alineación histórica, que para el final nos tenían preparada una explosiva despedida con sus clásicos “Can U Deliver” y la frenética “Madhouse” que provocó un feroz mosh en el reducido espacio del recinto.
Estuvimos frente a unas verdaderas leyendas del metal más puro, y en un escenario que no difiere mucho de los escenarios que los vieron nacer hace más de treinta años, lo que radica en pensar que fuimos testigos directos de la más honesta esencia de una banda que no ha salido del circuito underground, pero que es capaz de ofrecer un show que sin lo efectista de una gran escenografía ni la pirotecnia de las mega bandas, logra inyectarnos su potente energía, con la calidad que los años propician. El heavy metal trasciende en bandas como Armored Saint, y lo hace triunfante, con la frescura de antaño, épicos y más vivos que nunca.
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