Andes Prog III (Día 2)
Hidalgo + Crisálida + Egregor
7 de noviembre 2015 | Sala SCD Vespucio
Review: Freedy Veliz O. | Fotos: Javier Palma
Segundo día de este Festival de Música Progresiva, y las expectativas eran bastante altas por lo que se venía en esta noche de sábado. El viernes el marco de público dejó algunas dudas, así es que esperábamos que mejorara en esta última jornada, las dudas se disiparon positivamente, al ver que la sala estuvo prácticamente repleta, lo que claramente fue gratificante para comenzar a alimentar los oídos con tres grandes bandas nacionales, frente a una audiencia como se merecían.
Si el día anterior el hilo conductor con FLOR DE LOTO (Perú), TRYO y HOREJA estuvo marcado por el discurso de la unión y rescate de nuestras culturas, con agrupaciones que promueven además una búsqueda e innovación sonora, con diferencias estilísticas pero que congenian en ese espíritu renovador y creativo, el sábado fuimos testigos de un concepto centrado en las guitarras, la fusión significativamente más asociada al metal, y la coincidencia en el escenario de tres mujeres que viven la música con la pasión, actitud y talento que matan cualquier atisbo de dudas con respecto a lo que puede aportar el género femenino al rock. La destacada guitarrista Cler Canifru acompañando a Gabriel Hidalgo, y Cinthia Santibañez junto a Magdalena Opazo liderando desde la voz a sus respectivas bandas (Crisálida y Egregor) representan ese poder femenino que cada vez va tomando más fuerza en el mundo de los sonidos más duros de la música.
Para abrir esta segunda jornada, el turno de prender los fuegos fue de HIDALGO, la agrupación del eximio guitarrista Gabriel Hidalgo, quien se encuentra en plena promoción de su última placa titulada Lancuyen, se tomó el escenario para deleitarnos con el poder de guitarras llenas de virtuosismo y potencia. Acompañado de Pablo Stagnaro en batería, Cler Canifru en segunda guitarra y coro mas el destacado bajista Mauricio Nader, en un set compacto nos hizo recorrer parte de su obra comenzando con “Wara” y la fenomenal versión de “Alturas” original de Inti Illimani. La música de HIDALGO fluye por terrenos que si bien se enmarcan dentro de las guitarras metálicas y virtuosas, el gran acierto de su propuesta es la eficaz forma de nutrirse de la música de raíz folclórica, sin caer nunca en lo obvio, sino que fusionando de manera inteligente los dos mundos, además de apoyarse en músicos de excepción, que lo acompañan con un nivel de ejecución notable desde sus respectivos instrumentos.
Cler Canifru, además de su impecable performance desde las seis cuerdas, aporta con la voz en los coros de “Lancuyen” tema que da título al último y elogiado álbum de Hidalgo, la rítmica tribal de “Mato Grosso” contagia e invita sacudir las cabezas antes de la siempre emocionante versión de “Charagua” de Victor Jara. Una noche que HIDALGO comenzaba en alto, dejando encendido el ambiente para lo que se venía una vez terminado “Infragilis” en medio de la ovación.
Luego de un intermedio, y con la presentación a cargo de Ibrahim Cohen, conductor del programa Las Joyas de la Corona de esradio.cl, que transmitió en directo esta jornada vía streaming, se da el vamos a la actuación de los impulsores de esta iniciativa musical en vivo. CRISALIDA remece el escenario de la Scd presentando en forma íntegra Terra Ancestral, su alabada nueva obra de estudio. Reluciente se escuchó la voz de Cinthia en medio de las ya acostumbradas ejecuciones de los músicos que componen la agrupación. El conjunto ha venido presentándose en vivo con bastante recurrencia, y se nota al verlos en vivo, donde demuestran el buen pie en que están actualmente. Como buenos anfitriones no ocultaron los agradecimientos a todas las bandas y equipo técnico participante de Andes Prog, un evento que se vale del esfuerzo que significa trabajar a pulso desde la autogestión. CRISALIDA es una banda de músicos comprometidos, no solo con su entrega musical, sino con la consecuencia de un mensaje definido, un retribuir a nuestra cultura desde sus creaciones y el aportar con un grano de arena, para que otras bandas puedan tener un espacio importante desde donde mostrar su música. El público reconoce ese valor integral y los aplaude con fervor.
Pocas veces existe en un evento de esta naturaleza, en especial cuando se trata de producto nacional, tan alta expectación por lo que nos deparaba la banda que pondría punto final a la jornada. EGREGOR, agrupación ariqueña , cuya trayectoria data desde hace cuatro años, con dos eps en su catálogo, llegaban a Santiago a presentar Karma, su debut discográfico que ha tenido una satisfactoria respuesta de sus seguidores, que se han ido sumando rápidamente debido a la exquisita propuesta musical que han logrado ir plasmando en su corta carrera.
En medio de una atmosférica introducción hacen su ingreso los músicos, entre los aplausos que no se dejan esperar para recibir a Magdalena Opazo quien frente al micrófono comienza a estremecernos con su potente voz, que desde “Ritual” seguida de “Karma” ya nos tenían pegados a las butacas. EGREGOR, haciendo honor a su concepto, logran concentrar las energías para colectivamente encontrar sus propósitos musicales. En su música plasman un sentido espiritual que va más allá de las líricas, para complementarse con los arreglos instrumentales, que por instantes se tornan hipnóticos y/o místicos, sin alejarse de la potencia metalera de sus guitarras, siempre sorprendiendo con un enganchador riff, fundido en melodías medio orientales y etéreas, incluso surcando limites hacia la psicodelia.
“Metamorfosis”, “Libera”, “Sideral” y el single “Shunyata” descolocaron a la gran mayoría, debido a la intensidad con que fueron interpretadas por la afiatada agrupación. Todo lo que nos había adelantado Cinthia con respecto a ellos quedaba demostrado con creces en el auditorio ubicado en el mall Plaza Vespucio. Magdalena irradia una energía especial, siempre sonriente logra empatizar con los presentes, que admirados aplaudían su impresionante calidad vocal, apoyada además por músicos que imponen jerarquía a la hora de pararse sobre el escenario. Una verdadera revelación, que esperemos sigan creciendo y contribuyendo por mucho tiempo más a la música nacional, en especial a una zona tan alejada del centralismo capitalino.
Dos jornadas que podríamos catalogar de épicas, con una organización que denota preocupación y seriedad para ofrecer un evento de calidad. Como dije anteriormente, desde un trabajo a pulso, desde la autogestión, con las dificultades que eso conlleva se logró sacar adelante una tercera edición de un festival creciente, encaminado a convertirse en el más importante de este lado de Los Andes. Una instancia para abrir nuestras fronteras musicales, una ventana para las bandas cuyos proyectos se ven mermados por la escasez de escenarios dignos, una puerta de entrada para que bandas de naciones hermanas se den a conocer en nuestro territorio, y entrelacemos visiones creacionales con respecto a la progresión de sonidos hacia posibilidades infinitas en este complicado mundo del rock y la vanguardia.
A no bajar los brazos, y que esto continúe desarrollándose por muchas ediciones más. Va avanzando a buen pie, sabemos que no es nada fácil, pero cuando las cosas se hacen con profesionalismo, pasión y desde el corazón, lo más seguro es que se logren los objetivos. Vamos por el IV.
