Por Litta
Arrancamos la semana con mucha energía y esto se debe a que el sábado vivimos una inyección magistral de puro metal, historia y caos en lo que fue la versión 2024 del Fatal Prediction Fest, lo que nos dejó a todos eléctricos e inyectados de brutalidad, como ya es de costumbre luego de estas jornadas de metal extremo en nuestro país, además de una sensación de placer por ser sencillamente uno de los mejores públicos en el mundo.
Casi puntuales, los encargados de la apertura de la jornada fueron los nacionales de Blemish, junto a su material el cual nos engulló por completo hacia un paseo por los canales de la oscuridad, algo que han sabido dominar desde las notas bajas y la saturación de percusiones, lo que resulta en un espectáculo perfecto. Cabe destacar que a pesar de haber comenzado temprano tuvieron a una fiel fanática a merced y eso es precisamente por lo que logran sobre el escenario.
Los segundos emisarios fueron los históricos de Massacre, banda que además de poseer una gran trayectoria dentro de la escena, hoy se posiciona como un verdadero líder dentro de lo que a experiencia implica. Bendecidos por el mismísimo inframundo a través de la instrucción de Ave Satani, los nacionales dieron cátedra de su elemento, cuando se goza de toda una vida de musica puedes darte el lujo de experimentar a través de las sonoridades y qué mejor forma de evidenciar esto que incorporar un nuevo carácter en su interpretación, materializado a través de su nueva integrante, Johana Sanchéz, quien junto a su desplante amplió por completo el espectro de las posibilidades en cuanto a la nueva dirección que buscan en su sonido.
Ya avanzada la brutal jornada era el momento de los ariqueños de Necrodemon, agrupación que lleva un tiempo dando que hablar positivamente, su última presentación en Metal Fest les valió un nuevo lugar en la cultura metalera de nuestro país y es que no solo la musica que crean es de gran calidad, sino también el show que entregan es de exportación, una obra de arte para la interpretación y la escenografía del género, que supo disparar las energías de los asistentes hacia un punto sin retorno. Leales a lo extremo y demoniaco, estos maestros del satanismo onírico nos hicieron gozar de principio a fin y cimentaron un perfecto camino hacia lo que vendría de la mano de lo internacional.
Si bien es cierto todo show en nuestro país tiene una anécdota con la fanaticada, esta vez fuimos testigos de como una sencilla decisión no sentenció el curso de los acontecimientos, desde las afueras del teatro las ordas de gente no cesaban y lo mejor que pudo hacer la productora, Chargola, fue dar el pase libre para asi no sufrir un destino lamentable como en otras ocasiones, finalmente nadie sufrió un accidente y la velada se pudo llevar a cabo sin pausas, a pes de no caber ni un alma más pero fue el precio que tuvimos que pagar por vivir sin mayores incidentes este “festival”.
Venom Inc. y su historia nos golpeaban sin mesura, toda una linea de tiempo de perfecta conjugación entre lo nuevo y viejo, que nos transportó a todos a esa época dorada del metal ochentero, el caos rugió con fuerza desde el insaciable mosh pit que no dió tregua hasta el final, una presentación que se coronó con Tony (Demolition Man), estupefacto cargando la bandera, tomando en cuenta como un legado puede convertir a un pequeño teatro en un verdadero escenario infernal. Con un setlist perfectamente acomodado que quizás no superó las expectativas de los más obtusos pero que sí dejo más que satisfecho a los verdaderos fans, esos que comprenden la evolución de una banda a través de los años y que es capaz de gozar lo nuevo de la misma forma que lo clásico, pues es un símbolo de respeto hacia lo entregado con tanto brío por los británicos. Fuego, sudor y gloria, asimismo podemos describir el paso de Venom Inc por Santiago, no solo por lo que entregaron musicalmente, sino también por el cariño con el que trataron a todos los asistentes, con los que compartieron incluso después de la presentación. Eso habla de la verdadera pasión que tienen estos músicos por lo que hacen. Obviamente el momento más inolvidable se vivió cuando tocaron el himno Black Metal, coro unánime que se sintió hasta el ultimo rincón del recinto y que se decoró junto a un mosh demencial, que provocó emoción y alegría en los rostros de Tony, Jackson y Curran. Una presentación que pasa así a la historia en este nuevo capítulo del metal en Chile.
La locura estaba desatada, no había ni una gota de frescura en el ambiente, casi se podía distinguir el olor a azufre desde la profundidad del infierno que nos disparaba a una de las bandas más insignes del blasfemo metal de los ochentas, era el turno de los anticristianos de Possessed, quienes junto a su colosal frontman, Jeff Becerra, nos transportaron a otra dimensión y poseídos por completo, decidimos como público disparar la velada hacia la brutalidad.
Al igual que Venom Inc, fueron quince las canciones elegidas para orquestar esta caótica fiesta del metal, uno a uno sin tregua, solo pausas de agradecimiento y para expresar su satisfacción al ver la masa de gente que disparaba de vez en cuando uno que otro cuerpo hacia las alturas, No More Room in Hell, Damned, Pentagram, Seance, The Word, Storm in My Mind, Dominion, The Eyes of Horror, Tribulation, Graven, The Exorcist, Demon, Fallen Angel, Death Metal y Burning in Hell, sirvieron de perfecto soundtrack para este magnífico capítulo. Quizás un sonido que no gozó por completo de pulcritud, pero que a más de alguno nos hizo vibrar la nostalgia de emular el sonido de nuestros mugrosos cassettes, algo que le dio un carácter más pasional y que nos transportó a aquella época en donde todo era vivir el metal sin importar el costo de las consecuencias.
Fotos: Rubén Gárate (@brutal_pebre_)