Por Nelson Silva
No todos los días ni años se cumplen 40 años de carrera, menos con todo en contra; sin grandes singles, sin hacer música para el momento, ni con grandes bandas americanas como aliados para escalar en grandes charts ni hacer memorables tours. Eso lo saben los alemanes de Destruction y el inoxidable Schmier, líder, voz y bajo de la legendaria banda que nos visitó por treceava vez. Ni más ni menos, una banda muy querida y valorada en la región, aún se recuerda su debut en suelo nacional en el marco de un festival junto a otros legendarios nombres del metal under como son Immortal y The Haunted, en el lejano año 2000.
Pero el tiempo pasa y no perdona a los que no perseveran. La maquinaria de thrash alemán se mantiene firme y no ha sabido de descansos, solo el alejamiento de un miembro ancla como lo fue Mike Sifringer, su guitarrista de toda la vida, el mismo que creo los inmortales himnos que nos tocó presenciar en la primavera chilena de 2023. La jornada la abrió Cianuro, banda oriunda de Concepción, octava región como se encargó de recordarnos Matías Rivera, voz y guitarra. La apertura de su setlist fue con La Revolución de la inconsecuencia, de su último disco “Odio Total” (2022) el trio penquista suena preciso y certero en cada entrega de su repertorio que se paseó por sus tres discos oficiales, incluso hasta invitados tuvo, para “Es la ley” Valentina tomó las baquetas lo que permitió que Ignacio Lagos (batería) cantara y apoyara en coros, momento en que Manuel Belmar (bajo) incentivo a que muchas más mujeres ocupen de buena vez las tarimas de un escenario en shows de esta calaña.
El cierre del show llegó con un medley de “Tierra + medios de control”, con otro invitado dejando a Matías como frontman en un show en el que los penquistas dejaron en claro porque siempre están en la retina de público, productores, para este tipo de eventos. Muestras de metal en español con la dinámica que le da Cianuro son siempre necesarios más con liricas siempre punzantes y denunciantes.
Y bueno, Schmier se preguntará cada vez que sale de gira ¿cómo resumo 40 años de carrera en una hora y cuarto de thrash metal? Con grandes hits que pasaron por Mtv, no. Eso nunca pasó, pensara, con lo más despiadado del repertorio thrash de Destruction, ese que inspiró a bandas que hoy se visten como ellos en los ochentas, sí, esa es la forma -se vio dentro del público a unos entusiasmados Destroyer 666 quienes se presentan en estos días en Santiago-. Y sin más Curse the gods y Death trap dieron inicio al vaivén de metal ochentero que pasea por clásicos como Mad Butcher, Life without sense, Eternal ban. El que mezclan muy bien con temas más nuevos -que salieron después del año 2000- como Nailed to the cross o The butcher strikes back. Incluso salió material de Day of reckoning y Diabolical, lo más reciente.Y qué tal anda el desempeño de la orquesta que acompaña a Schmier. Totalmente digna y a la altura de las sinfonías clásicas, la previa a Tormentor Randy black azota los parches cual Scott Travis lo hace previo a Painkiller cada noche, pero lo de Black se entiende como un saludo a lo de JP, y el comienzo de Tormentor y sus percutores cerebrales que son sentir cada bombo a tal velocidad alientan al respetable a darlo todo, sin más. Para el encore, Bestial invasion, Total disaster y Thrash til death piezas que de memoria se “tararean” y son el aliciente necesario para los últimos mosh de una noche en la que Destruction justificó con la calidad de siempre porque son un acto aún relevante en cualquier escenario del mundo o festival que requiera de un certero zarpazo del thrash metal alemán del “carnicero loco”, un placer y deber como siempre.
Fotos: Francisco Aguilar
