Por Litta – Fotos: Andie Borie
Desde muy temprano se empezó a ver publico expectante a las afueras del gran teatro Caupolicán, el ambiente definitivamente se comenzó a gestar desde las afueras y no es menor, siendo que Cypress Hill es una de las grandes fiestas que todo aquel amante del Rap y el Hip Hop debe vivir por lo menos una vez en su vida. El paso de estos grandes clásicos es sin duda una alta manifestación de uno de los géneros musicales más importantes de Latinoamérica, como bien exclama siempre B-Real, ¡somos Latinos! El humo y el verde aroma se tomaron por completo la atmosfera del Caupolicán, una noche que muchos tuvieron miedo de experimentar tras los últimos sucesos en los shows en Chile, pues se esperaba algo de la violencia vista en otros conciertos pasados en el teatro, pero la verdad es que hubo una gran “tapá” de boca, la gente vino realmente a disfrutar sin impases y dio catedra de buena vibra, con un show de bienvenida a cargo de las maquinas de DJ Acre que nos hicieron bailar a todos mientras las chimeneas humanas nos transportaban a una gran era musical de los noventas.
Ya pasada la hora fijada por la producción para el comienzo del espectáculo, un fondo humeante verde se encendía desde el fondo del escenario, era el turno de la clásica introducción y caldeo a cargo de las manos del virtuoso Dj Lord, quién nos dio un viaje por todo los géneros y sus sonoridades más pesadas, desde la Marcha Imperial, Beastie Boys hasta Metallica, sonaron en la antesala para Cypres Hill. Un tumulto negro se visibilizaba desde el costado derecho del escenario, cuando de pronto es arrancada la tela negra y unas percusiones verdemente adornadas se dejan al descubierto y Eric Bobo sale en acción junto a Breal, quien durante los tres primeros temas es el único encargado de las voces, Yo quiero fumar, Dr. Greenthumb y Hits From the Bong, suenan a todo dar mientras un enérgico Caupolicán desata una potente y constante ovación.
Era el momento entonces de recibir al último protagonista, Sen Dog, aparecía desde el fondo y su primera petición era “say oh shit”, logrando hacer a todo el teatro exclamar la frase mágica que soltaría a un rejuvenecido sonido para When the Shit Goes Down, seguido luego por un- gran clásico de la dorada era, Real Estate y todo se tornaba en un salto al unísono junto al “lalalala” que ya todos sabemos como suena, para entonces arremeternos, Hand on the Pump que serviría de preámbulo para la exclamación “anti cerdos” que B-real sacaría a todo pulmón, pues el siguiente tema estaría cargado de un potente y viejo mensaje por la comunidad del género, las sirenas de Sound of da Police / Pigs conjugaban una mezcla perfecta con las graficas del gran led.
¿Son Latinos? Preguntaba el gran B- real y Latin Lingo comenzaba a retumbar mientras todos dedicados a bailar nos dejábamos envolver por las rítmicas de este continente que se acentuaban con la tremenda Latin Thugs que le seguía para luego embestirnos con un verdadero manifiesto a “nuestra gente”, que se coronaba con las odas máximas, Tequila Sunrise y Lowrider, quedó claro si somos Latinos y de los más locos. Ya terminado el segmento de fiesta latina DJ Lord and Eric Bobo se sacaron una delicia de Jam, en donde la coordinación de las maquinas y la percusión hicieron lo suyo.
Empezaba el segundo tiempo de este show y la oscuridad del III: Temples of Boom se dejaba caer sin misericordia, Let It Rain, llusions y Throw Your Set in the Air, para los verdaderos fanáticos un tremendo regalo y que no muchos de los asistentes parecían reconocer pues había mucha juventud en el ambiente que probablemente no contienen en sus raíces musicales estos tres cortes clásicos de los noventas, los que fueron un gran preámbulo hasta que el sonido reconocible de I Ain’t Goin’ Out Like That, reventaba el lugar y ya era inminente, los éxitos de taquilla no cesarían hasta el final, How I Could Just Kill a Man, (Rock) Superstar y Insane in the Brain, eran entonces los elegidos para sellar las puertas del infierno cannábico al que nos habían llevado estos cuatro jinetes del apocalipsis, para rematarnos con el tiro de gracia y gran cover de unos gigantes, House of Pain sonaba en la casa con las voces de Cypress y Jump Around, nos daba el adiós a todo pulmón, en cuerpo y alma disfrutado por todos los asistentes hasta que la agrupación se despedían.
Tenemos la promesa de Sen Dog, volver a Chile es un destino casi firmado para siempre, pues no hay territorio más querido y solicitado por la banda que nuestro país, así que ahora iRockers nos quedamos con el recuerdo de esta ultima visita y a guardar todas las energías para su retorno que esperemos se consolide pronto, pues queda Cypress por mucho tiempo más.