Por Litta
Luego de años de espera, el inframundo al fin nos premiaba con el retorno de Cradle of Filth a nuestras tierras, caracterizados por el dominio de un ambiente cargado de nostalgia y entusiasmo, la noche del 17 de septiembre pasó a la historia para los entusiastas del género como una jornada repleta de misticismo, pensamientos mundanos, sonidos demenciales y grotescas liricas. En esta esperada visita de grato aroma a reencuentro, los británicos se presentaron junto a un setlist que dará mucho de que hablar por un tiempo, sobre todo por el cargamento del sonido clásico y las nuevas melodías, especialmente para aquellos que llevaban un largo tiempo esperando esta reunión y también para quienes cumplían un anhelo al verlos por primera vez.
Cinco minutos pasados de la hora fijada por la producción, la cortina sonora de The fate of the World comenzaba y la hermosa grafica del Existence Is Futile se mostraba generosamente desde los leds de la mítica Blondie. Sin lugar a duda este show será recordado por la impecable performance presentada, pero por sobre todo la carismática entrega que tuvo su histórico frontman, Dani Filth y el resto de la agrupación con el público chileno, convirtiendo así esta presentación en una verdadera oda a la fanaticada y el lazo musical con Cradle of Filth.
Todos sabemos lo controversial que es el estilo que disparan estos demonios del metal, no solo por su especial forma de hacer música, sino también por las liricas y el tipo de gutural que han propuesto desde sus inicios el cual les ha brindado hasta el día de hoy un sello propio y que los valida cómo una de las bandas insignes de la década de los noventas.
La encargada de abrir la acción fue Existential Terror, canción que es parte de su último trabajo discográfico y es la razón por la que han emprendido esta nueva gira promocional, éste en su totalidad sirvió como caldeo para dispararnos sin piedad uno de antaño…Cruelty Brought Thee Orchids, y al segundo de dar comienzo con la prosa inicial con la exquisita vocalización de Zoe Marie Federoff la que nos adentró a un viaje en el tiempo y como si hubiéramos estado en presencia de nuestras versiones adolescentes, todos los asistentes nos dispusimos a corear cada fraseo de este clásico con mucha emoción, lo que desató una ola de calor. Nuevamente un estruendo nos sacudía y como bien nos lo advirtió en la pequeña conversación de Dani con el público, el infierno se dejaba caer con la estridencia de She Is a Fire, canción que tuvo su apogeo hace más de 10 años y que hoy nos dejaba con la sensación de querer más, así fue como este colectivo deseo se materializó con el maravilloso homónimo, The Principle of Evil Made Flesh, suceso que provocó una notoria división en el público, entre quienes gozan del sonido del black noventero de COF y quienes llevan solo las melodías del nuevo milenio en su registro, lo que hizo que en un principio el mosh se diera de forma confusa, para luego en él clímax de las baterías y los grotescos alaridos de las liricas de este colosal himno del 94’, se diera casi una marea humana de catarsis pura, para pasar a la oscuridad absoluta del majestuoso Cruelty and the Beast con la entonación de la lúgubre The Twisted Nails of Faith, canción con la que muchos nos despedimos del speed del antiguo sonido de COF y nos vimos conquistados en total merced por el complemento sinfónico. Llegaba entonces el momento de disfrutar dos improntas de carácter femíneo, el disparado metal de Lilith Immaculate y el brío de la noble, Nymphetamine (Fix), en donde la celestial voz de Liv Kristine fue interpretada fantásticamente por la estadounidense Zoe, detrás del teclado.
Se daba entonces una pausa junto a una pequeña conversación entre Dani y los asistentes, la que culminó con una ovación exigida por él mismo para soltar el canto lirico que daría comienzo a Crawling King Chaos, seguida de la icónica Dusk and Her Embrace, melodía con la que daban cierre a la primera parte del concierto, un reencuentro mágico que pronto adquiriría un poder extraordinario. Como una máquina del tiempo, luego de un stand by de aproximadamente diez minutos el infernal sonido de Satyriasis, funcionaba como antesala para transportarnos a la esquizoide Gilded Cunt, tema que demostró la resistencia en las voces de Dani y con la que sentenció la versatilidad con la que cuenta en la actual formación de la banda, en donde el virtuosismo sigue latente como en sus inicios, con una maquina como Martin “Marthus” Škaroupka en la jaula de las percusiones que nos remonta a aquella época dorada en donde el monstruoso Nick Barker era quien lideraba esa labor.
Cuando ya estábamos llegando al final, el antepenúltimo track fue una elección que en lo personal hubiera cambiado por quizás algo más del Midian, pero como buen público que somos, revindicamos la repetición de este tema que también escuchamos en su anterior paso el 2018 como una nueva oportunidad, en la que pudimos gozar de mejor atmosfera y esto nos generó un perfecto contexto para recibir a Her Ghost in the Fog y From the Cradle to Enslave, últimos eslabones de la noche que demostraron junto al agradecimiento de los británicos, porqué es relevante pasar por Chile siempre. Una noche que jugó con las emociones, la nostalgia y todo el cariño de una generación que ha crecido junto a la misma banda, la que esperamos en el futuro vuelva a entregar más dosis de sus productos, porque claramente Cradle Of Filth queda para mucho tiempo más.
