Por Freddy Véliz
La noche de este martes 10 de septiembre, tuvimos el privilegio de presenciar en vivo a una de las nuevas figuras del blues internacional. Christone “Kingfish” Ingram con 25 años en el cuerpo, es un prodigio heredero de la tradición blusera del delta del Mississippi. Nacido en la ciudad de Clarksdale, plena cuna de la música del alma, llegó a nuestro país con dos álbumes de estudio publicados: Kingfish (2019) y 662 (2021) además de un reciente disco en vivo que registró su paso por Londres, Inglaterra.
El acogedor Club Chocolate, en pleno barrio Bellavista , fue el recinto que albergó al cantante y guitarrista estadounidense, quien tuvo como invitado de apertura al chileno Sebastián Arriagada, uno de los guitarristas más destacados de la escena nacional, quien en formato cuarteto desde las 20:30 horas, desplegó un breve set, que calentó motores en base a virtuosismo, energía y una recepción del público a la altura de las circunstancias. Los más de 10 años de trayectoria del músico nacional, avalan su presencia y denotan su categoría sobre el escenario.
Pasadas las 21:30 horas, el robusto nuevo príncipe del blues aparece tras el telón, mientras su banda lo recibía en medio de una introducción que estalla con la guitarra de Ingram para iniciar con “Midnight Heat”, corte inédito del estadounidense, que incluyó en “Live in London”, su más reciente producción en vivo. Desde ese instante el concierto fue una seguidilla de momentos de gran intensidad. El joven Kingfish emociona con solos de guitarra incendiarios, su carisma conmueve y contagia al público para que siga sus canciones con las palmas, o a través de una calma atención en los momentos de más intimidad. Construye un show que no deja espacios para distracciones, inclusive sale de escena y sorpresivamente aparece en medio del público para conmover con su esplendorosa forma de tocar, iluminado por los celulares que no se despegaron de su figura, aprovechando la instancia de cercanía que le regala a su público, con honestidad y un feeling para tocar que llega a cada uno de los corazones presentes.
Heredero directo del blues profundo del Mississippi, no se limita solo a recrear los sonidos más tradicionales, sino que se abre a diversas tendencias, logrando que su música suene contemporánea, y dentro de su repertorio inyecta dosis de reggae, funk, rock, etc. Sobre el escenario arma sets donde juega con sus compañeros, como la hilarante improvisación que hace con el tecladista Deshawn “D-Vibes” Alexander en medio de la coreada y groovera “Outside of this Town”, antes nos emocionó con “Rock and Roll”, introspectiva balada que compuso en honor a su madre fallecida el 2020, y en donde agradece el apoyo que de ella recibió para llegar a lo que es en la música. En “Hard Times”, invita a nuestro compatriota Seba Arriagada para que lo acompañe, el chileno no se queda atrás en virtuosismo, lamentablemente una falla en el amplificador le jugó una mala pasada, y gran parte de su performance no se pudo oír con la potencia que esperábamos. Visiblemente molesto, Arriagada logra en parte solucionar el mal episodio y concluye ovacionado por el público.
El trabajo de Kingfish es notable desde varias perspectivas, además de ser un virtuoso de la guitarra y dueño de un vozarrón que nos recuerda a los más icónicos bluesman, monta un show con poder, se identifica con nombres como Buddy Guy, Jimi Hendrix, Muddy Waters e indudablemente con B.B. King, su presencia nos recuerda mucho al King of the blues, bien podríamos tildarlo como su reencarnación, aunque corre con luz propia.
Ingram llegó para darnos la esperanza y recordarnos que el blues está vivo, a veces un poco oculto, pero siempre habrá una figura que lo haga renacer. Para el final, el tecladista nos regala una particular versión de “Eleanor Rigby” y el joven Christone entrega una personal reinterpretación del clásico “Hey Joe”, popularizada por Jimi Hendrix. Despidiéndose ovacionado por la alta concurrencia del recinto. La música del alma triunfa en manos de este joven músico que toma la posta de los más grandes exponentes del estilo, más que una promesa, una estrella del blues con sangre azul.
Fotos: Miguel Fuentes
