Desde Valdivia llega este tremendo lanzamiento. Chercán debuta con música oscura y misteriosa, que mezcla sonoridades de las más variadas para lograr un resultado seductor e inclasificable.
“La Culpa” abre creciendo poco a poco, y sus casi 7 minutos pasan como un vendaval con sus múltiples arreglos y secciones. El tiempo vuela, y es que cada sección se va colocando una tras otra como si se tratase de una suite con distintos temas. La intensidad instrumental y del canto es máxima para un inicio absolutamente irresistible que delinea lo que se viene.
“Caen Las Hojas Blancas” mantiene esa tensión, que decanta en los juegos de saxo con voces bajas y guturales, entregando un aire de terror soberbio.
“Kalimba” comienza, justamente, con sonido de kalimbas y nos va introduciendo en una canción de ensueño en clave folclórica-fusión. Una baja de decibeles que igual se mueve hacia la intensidad en un tema que recuerda a The Mars Volta y Congreso.
“Desolación (En)” es una especie de transición, que con sus cuerdas melancólicas nos transporta y da el paso a “Tiempos Paralelos”, que es como la coda extendida de esta ensoñación. “Las Mentiras del Muro” trae de vuelta los riffs directos y esas cadencias atrapantes en un ritmo más arrastrado. Le sigue “Relato de Una Obsesión. Parte 1: Quimera”, dando el vamos entre melodías y ritmos orientales para otra pista etérea, pero a la vez muy distinta a “Tiempos Paralelos”, con un peso mayor y siendo la entrada a esta historia, que continúa con “Relato de Una Obsesión. Parte 2: El Orate”, que comienza a expandirse en esa locura controlada ante la cual decides acompañar o quedarte afuera. Acompañar te llevará por un camino sin vuelta atrás durante todo el disco, eso es seguro. La rítmica va llevando las sensaciones hasta el borde, las melodías repetitivas te hipnotizan mientras la tremenda voz de hace que todo se conjugue y haga sentido en tu cabeza. Simplemente soberbio.
Para finalizar, “7 Colores” invita a la calma, a sentarse nuevamente y disfrutar de la belleza de esta creación. Un cierre que redondea con las melodías más bellas y en paz, donde la voz se une como un instrumento más, en un recurso que se utiliza otras veces también en el disco, pero que acá ayuda a salir del trance.
El disco es realmente una maravilla. La batería y percusión de Rodrigo González no sólo guían el ritmo, sino que juegan con las intensidades hasta romperte la cabeza. El ex músico de bandas emblemáticas como La Desoorden y Homínido no da golpe en falso, acompañado del potente bajo grabado por Simón Catalán (hoy interpretado por el experimentado Pablo Barría), quien sostiene con firmeza y acompaña con figuras en los momentos precisos, para que la guitarra de Roberto Faúndez pueda moverse con libertad entre los riffs y los arpegios celestiales, y el saxo de Matías Bahamondes corone con esa pasión y sensualidad propia del instrumento, pero tan precisamente puesta en este mundo Chercán. Así, la voz de Martín Peña aparece en todo su fantástico esplendor, con una interpretación maravillosamente jugada y que es realmente única en la escena chilena.
Si te gusta The Mars Volta, Congreso, Fulano, Tool incluso, tienes que escuchar esto. Si quieres escuchar buena y original música, de todos modos tienes que escuchar esto. Un regalo de Chercán, desde Valdivia a nuestros oídos. No hay que dejarlo pasar.
