CD Review Internacional

CD Review | Opeth – “Sorceress” (2016)

Opeth – Sorceress

Año: 2016

Sello: Moderbolaget Records / Nuclear Blast Entertainment.

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1. “Persephone” 1:51

2. “Sorceress” 5:49

3. “The Wilde Flowers” 6:49

4. “Will O the Wisp” 5:07

5. “Chrysalis” 7:16

6. “Sorceress 2” 3:49

7. “The Seventh Sojourn” 5:29

8. “Strange Brew” (Åkerfeldt, Fredrik Åkesson) 8:44

9. “A Fleeting Glance” 5:06

10. “Era” 5:41

11. “Persephone (Slight Return) 0:54

Por Litta

 

Opeth, un demonio inquieto y vertiginoso, una bestia indomable del metal (casi sin clasificación estática) en  toda su larga trayectoria. Sin embargo poseedor de una destacable y brillante deconstrucción del Death Metal a principios de los 90´s. Son una banda que no necesita una larga introducción, puesto que su nombre se ha convertido en sinónimo de tecnicismo, calidad y abundancia dentro del amplio mundo del metal, no obstante, la agrupación nunca se ha apegado a las directrices habituales, convirtiéndose en un estandarte rupturista.

Comprobando empíricamente esta hipótesis nos encontramos su reciente trabajo de memoria, el 25th Anniversary, entrega que confirma el carácter multidisciplinario de la banda, liderada por el versátil Mikael Åkerfeldt, quien tuvo siempre una tendencia acérrima a la tecnicidad. Ofreciendo siempre en cada producción un amplio abanico sonoro, mezclando matices acabados de fuertes riffs jazzísticos, con pinceladas brutales de metal y progresivo.

El fulguroso Sorceress, poseedor de una majestuosa portada creada por el artista Travis Smith, deja clara la tendencia del disco, deshaciendo rápidamente toda pretensión de metales en absoluto (extrema o de otra manera) a favor de un imperante Progresivo, con una clara influencia setentera del género. Lo nuevo de Opeth se casa con sonidos propios de sintetizadores análogos, paisajes sonoros con infusión de jazz, espolvoreados con guitarras psicodélicas, melodías folk/medievales, cargadas de versos misantrópicos y blasfemos. En lo personal reconozco la paternidad de Heritage como el responsable de plantar la semilla del mal y el sonido progresivo en el presente disco, bajo este preámbulo es que creo entonces  necesario hacer un recorrido, en todas las piezas del álbum .

Sorceress sin duda alguna el disco lleva su nombre por una razón, la canción  comienza con un estridente órgano que rocía monstruosamente acordes, para servir de antesala a unos simplistas pero pesados riff de guitarras. La naturaleza progresiva de la pista se desarrolla principalmente a través de la composición en lugar de la instrumentalización pesada, pero hay una brecha para el corte que demuestra unas pinceladas de metal. Un hibrido para el resto del álbum, Sorceress fue elegida como la pista para el pre-lanzamiento por una razón, dentro de su contenido podemos encontrar también algo del viejo Opeth, esto produce una ecuación perfecta entre el emisor metal y el progresista. Un crossover que te mantiene viva la esperanza de “quizás el próximo sea aún más pesado”.

Wilde Flowers… y no, no es más “pesado”, retoma prácticamente lo que dejó el órgano psicodélico, volvemos al progresivo por completo, con una voz más “moderna”, con unos toques nasales, que son una marca de la nueva entrega vocal de Åkerfeldt. El tema brinda una escala inteligente, secuenciada de cortes y desenlaces agradables, con solos llamativos y riffs muy básicos. Además posee una gama catártica de estilos y recrea un ecosistema propio, aunque es en este tema donde veo mucho de los trabajos anteriores de Opeth (últimos dos álbumes) que sustentan lo que en la parte superior expuse, “dentro del prog-rock no han hecho algo tan experimental”.

Will O the Wisp, es una linda pieza acústica y natural, con algunos solos un tanto bluseros en el centro y final. El tema se desenvuelve con nostalgia y acaricia la experimentación acústica del Damnation, actúa en esencia como una bisagra entre las sombras de su canción antecesora y el golpe enérgico que sigue. Una pieza que no deslumbra pero que sirve con satisfacción como un relajo sonoro.

Chrysalis, el tema energético del centro del álbum, con alguno de los cantos más agudos de Åkerfeldt, la afinación del hombre puede ser enloquecedoramente al dente, lo que produce al escuchar; un apretón de “tripa” cada vez que alza el tono. El fragmento logra una síntesis del viejo y nuevo Progresivo, es más el primer golpe de instrumentos fue como escuchar el combo sonoro de In The Flesh de Pink Floyd, para luego llevarnos a un recorrido de la nueva estampa de Opeth, con pequeños razgos de una influencia “Deep Purpleliana” junto a la poderosa combinación de progresivo y psicodelia.

Sorceress 2, al inicio deja claro que es un contraste de su precuela, nos encontramos con un claro descendiente del linaje Folk de los 70´s. Objetivamente, es un contenido plano, pero dueño de un mensaje calmo que se transmite de forma inteligente en el paisaje que conforma. El tema me traspasa una paz bastante similar a la de Battle of Evermore de Zeppelin. Una vez más Opeth transportándonos al pasado, se agradece el paseo.

The Seventh Sojourn, Oh! hablando de Zeppelin, esto tiene una gran calidad, cortesía de un cítara extraordinario y un ramillete solemne de cuerdas. Rimbombante versatilidad del tema, sale de la planicie del Folk y se adentra en el esplendoroso bosque de la onírica, sin caer en el clásico recurso del órgano, remando hacia un término de voces sublime. Bien por la innovación.

Strange Brew  ahora sí, el último minuto del “Séptimo Sojourn” tiene aún más sentido, la apertura enormemente eficaz de este track retoma el carácter de un filtro onírico en los sonidos (tanto de voces como de teclado), que finalmente estalla en una magistral supernova de cuerdas, percusión y órgano, como quien diciendo “larga vida al Progresivo”. En lo que a mí respecta, este viene a ser el tema más potente del álbum, no solo por el mar de sonidos y cortes totalmente técnicos que ostenta, si no que logro percibir por un instante, un carraspeado en la voz de Mikael y eso se atesora.

A Fleeting Glance, nos dispara nuevamente un sonido folk, aunque éste tiene virtuosismo en las cuerdas, heroicamente equilibrando el fuerte contenido influenciado por The Beatles en las voces, es una pieza entretenida, pero que no oscila en el umbral del progresivo oscuro como el resto de sus pares. No es mucho lo que se puede agregar, puesto que es una pieza que habla por sí sola, entretenida y pintoresca en cuanto a sonidos, pero no posee casi ningún rastro de Opeth y eso, es perturbador…

Era, finalmente encontramos un fuerte impulso de piano clásico, rápidamente expulsado del ring por el fantasma de Jon Lord, quien claramente ha poseído con su influencia las teclas en esta canción. Enérgico y muy vigorizante, “Era” es sin duda alguna una triatlón de progresivo, en donde vemos en carrera diversos instrumentos propios del género.

Persephone (Slight Return) vacilando una esencia prescindible, no hay mucho que se pueda decir de este tema, que con una duración de casi un minuto, solo desarrolla la reiteración de un piano clásico, en donde se repite la voz femenina, que a modo de despido va a atenuándose hasta llegar a silencio.

Para finalizar iRockers, subjetivamente, lo catalogo como uno de los mejores álbumes progresivos de este año, junto con The Fall of Hearts de Katatonia. Sorceress nos remonta a la “Golden Age” del progresivo, la cual hemos olvidado por completo, gracias al tsunami de tecnócratas en el género musical. La nueva era del Metal/Rock Progresivo ha enterrado casi por completo los principios fundamentales del estilo, a diferencia de Opeth y su últimos tres álbumes, muy pocos exponentes hoy en día te llevan a viajes, paramos y paisajes. A no olvidar, como bien dijo el coloso Pink Floyd  “No necesitas drogas para disfrutar de nuestra música…”

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