Por Litta.
Existe una gran materialización de lo alcanzado gracias al legado de Carcass en la escena del metal a nivel mundial, aunque es una banda con una línea de tiempo que lo que menos tiene es ser lineal, quienes hemos visto a este gran eslabón del género resucitar a lo largo de la historia, comprendemos la relevancia que tiene tanto su música como la indiscutible huella que han marcado sus integrantes en la vida de músicos y fans del metal, sobre todo aquellos integrantes que llevan una data desde los inicios, como Bill Steer, Michael Amott y Jeff Walker, quienes junto a sus trabajos discográficos hoy son parte de la columna vertebral de dos de los subgéneros más relevantes, el Death y el Grindcore.
Para quienes aún no son conscientes de la jerarquía que encarna Carcass para el metal, la banda fue una de las pioneras en abrirse pasos en la década de los 80s con uno de los estilos más controversiales que pudo haber dado a luz la época, alejados por completo del mundo “taquilla” del thrash, la oleada de death y el satanismo del black, estos oriundos de Liverpool fueron los propulsores de la apertura de puertas para el metal extremo, estableciendo un nuevo mundo de sonoridades que hasta el día de hoy podemos encontrar en forma de guiño o influencias liricas en más de alguna banda de connotación mundial.
Pero ¿qué es más allá de su sonido lo que hizo que Carcass se coronara como una banda adelantada para la época? En aquel el entonces la música extrema como el metal tenía ya supuestamente descubiertas sus corrientes; el satanismo, la furia contra los dogmas, contra lo establecido, las liricas de protestas u el descontento con un sistema post guerra, eran parte de la tendencia de casi todas las bandas que en aquel entonces estaban sonando tanto en las radios como en recitales, pero nadie parecía querer atreverse a innovar en otras latitudes para crear liricas, hasta que Carcass nace y junto a ellos su demencial forma de dar vida a su música, a través de letras que cambiarían por completo la forma de hacer metal. Sus canciones además de ser una trituradora de sesos, contenían letras que volarían literalmente entrañas dentro del imaginario, estas tenían un sello que hasta el día de hoy les pertenece por completo. Todas sus canciones eran parte de una especie de tesis, ya que todas estaban creadas con extractos de textos médicos, como podemos apreciar en ejemplares como; “Manifestation of Verrucose Urethra”, “Suppuration”, “Swarming Vulgar Mass of Infected Virulency” o “Lavaging Expectorate of Lysergide Composition”, las que eran parte de una impronta que sin piedad atacaron los cerebros de los oyentes junto a niveles nunca antes escuchados de guturales y distorsiones que se acompañaban de cuerdas que parecían motosierras disparando alaridos desde el mismo infierno, mientras las rítmicas parecían estar al borde del colapso y a la vez sin perder en absoluto la tenacidad del metrónomo.
Aunque sus inicios fueron dentro de los parámetros musicales que conocemos como Grindcore; con dos primogénitos como; Reek of Putrefaction y Symphonies of Sickness, la maduración del sonido que fueron adquiriendo conforme pasaban los años fue escalando magnitudes técnicas que posteriormente le brindaron a la banda evolucionar dentro de su propio sonido hacia los horizontes del death, característica que podemos escuchar de forma explícita en sus álbumes posteriores; el Necroticism – Descanting the Insalubrious de 1991, el cual contiene un fraseo menos acelerado pero que no pierde la esencia de los inicios, y la obra maestra, Heartwork de 1993, que viene a revolucionar la forma de digerir el grind/death con ensamblajes mucho más melódicos, dando a lugar a una de las piedras angulares del death a nivel mundial.
La banda a mediado de los 90s debido a problemas con la disquera tomaron la decisión de disolverse, todos sus miembros se dedicaron a seguir sus carreras hacia proyectos que también rindieron grandes frutos para la escena, pero eso no impidió que continuaran entregando productos a sus fans, así es como nace, Wake Up and Smell the… Carcass, una especie de memoria de la banda. Posteriormente Carcass regresaría a tocar en vivo y saliendo a la venta la reedición del disco Necroticism: Discanting the Insalubrious y Heartwork que incluyen un DVD documental.
En septiembre de 2013 se lanzó su primer disco en 17 años, llamado Surgical Steel el cual contiene 11 canciones y 1 bonus track (2 en la edición japonesa), con la participación de Walker, Steer y los nuevos miembros Daniel Wildig en batería y Ben Ash en guitarra. Nadie contenía la respiración por un nuevo álbum, en gran parte porque los dos miembros principales, el bajista y vocalista Jeff Walker y el guitarrista Bill Steer, habían confirmado que eso no sucedería, pero que los miembros de la banda hayan cambiado de opinión y hayan grabado un nuevo álbum, era una genuina causa célebre para los fanáticos del metal extremo de la vieja escuela. Este álbum además se caracterizó principalmente por contener recursos utilizados en anteriores etapas de la banda, mezclando su agresividad y rapidez con sus singulares melodías. El disco fue muy bien recibido por las críticas, muchas revistas del ambiente lo citaron como el mejor disco de metal del año.
Teniendo este nuevo producto bajo el brazo, se dejaban caer en la edición del Metal Fest Chile del mismo año, para posteriormente volver a visitar nuestras tierras junto a los estadounidenses de Lamb of God y los alemanes de Heaven Shall Burn en 2017, concierto que nos permitió como iRock conversar en aquel entonces con Bill Steer y dar a conocer algunas de las razones por las que la banda no venía en show solitario, sino que nuevamente junto a un cartel con grandes bandas de la escena, además de reconocer que estaban contemplando la idea de lanzar algo. Fue así como luego de cinco años de silencio, en 2019, Carcass estrena su sencillo “Under The Scalpel Blade”. Al que le siguió el exitoso EP “Despicable” de 2020, anotando así un potente hito para la banda que nos permitía engullir una nueva placa en 2021, llamada “Torn Arteries”. Título que hace referencia a una antigua demostración creada por el baterista original Ken Own durante los años ’80 creando una conexión cronológica y fidedigna de lo que alguna vez los escuchamos crear de la mano del sonido ochentero de la banda.
Hoy, después de casi 7 años tendremos al fin la oportunidad de gozar a estos brutales padres insignes del grind/death en nuestro país, saldando cuentas con las peticiones de sus fans más acérrimos, quienes a lo largo de la historia con nuestra nación han hecho sentir su deseo de verlos no solo como cabeza de cartel, sino que en un concierto propio, como bien merecen leyendas de su talla y que como si lo hubiéramos augurado en la entrevista a Bill el 2017, en donde le preguntamos qué bandas de nuestro país reconocía, Steer nombraba sin pausa a los que hoy serán sus invitados como banda telonera, hablamos de los nacionales de Pentagram.
– Abstracto de la entrevista: “…Debo ser sincero, no he encontrado mucha variedad de música chilena reciente en mundo del metal, pero naturalmente todavía recuerdo bandas como Pentagram, Panzer y así sucesivamente, de esa época.”
Por lo que es imperdible iRocker, esta cita el próximo 5 de mayo en la que los tendremos de regreso en nuestro país junto a su trascendental repertorio en el Teatro Caupolicán. La venta de tickets aún está activa y los puedes conseguir en PuntoTicket