El implacable paso del tiempo nos trae a un momento que parecía imposible: la despedida de Chancho En Piedra. Aunque, muy adecuadamente, hoy las bandas prefieren el término “receso indefinido”, lo cierto es que la banda se despide de los escenarios, y no sabemos qué ocurrirá en el futuro.
Es verdad que el momento de la banda no era el de mayor popularidad, pero cuando se anunció el adiós, todo el mundo corrió a buscar una entrada. Chancho En Piedra se transformó en ícono nacional, traspasando generaciones. Nadie quería perderse el show, el que rápidamente debió trasladarse del Caupolicán al Movistar Arena, y luego sumar una segunda fecha, la cual se transformó en la primera de las despedidas, anoche miércoles 12 de julio, convirtiendo el recinto en una zona de fiesta, y de larga duración.
A las 21 hrs en punto se apagan las luces, desatando la euforia total en un recinto casi lleno. Los músicos se van instalando al son de una intro. Ingresan los vientos, percusiones, teclado, dj y guitarra de apoyo, para que la histórica banda tome su lugar y comiencen al son de “Hacia El Ovusol”. Ya nadie para de gritar, cantar y saltar, y es que para muchos será la última vez que vean a su banda favorita. Con “Bola De Fuego” despliegan el arsenal completo, con columnas de fuego enormes que complementan la cuidada escenografía, el espectacular juego de luces y lasers, y pantallas que muestran a la banda junto a animaciones muy llamativas para cada tema. Le sigue una muy coreada “Cóndor” y pasan al saludo de rigor, en donde Lalo, siempre en su rol de maestro de ceremonias, anuncia que van a recordar como empezó todo, iniciando “Sinfonía de Cuna”. El fervor se siente gracias a una de las fanaticadas más fieles y expresivas de la música chilena. “Funkytumadre” es otra del primer disco, que gana mucho con los arreglos e instrumentaciones extra.
Los arreglos en general son de un buen gusto admirable, alargando los finales y uniendo canciones con secciones ambientales, orquestadas o con homenajes. Los músicos de Chancho En Piedra han crecido muy notoriamente a través de los años, y plasman toda su expertise en un show que es un lujo, donde, además, se rodean de tremendos músicos acompañantes. Felipe Ilabaca, quien, para mí, es el mejor intérprete de la banda, homenajea a Jaco Pastorius durante “Cóndor” y ejerce gran liderazgo y protagonismo a lo largo del show. “Allegro” suena conmovedora, y emociona en su parte media cuando enfocan a los integrantes, y vemos la barba canosa de Toño Corvalán detrás de su batería, demostración viva de cómo ha pasado el tiempo para estos otrora jóvenes irreverentes.
El público canta temas de todas las épocas, sin distinción, en una sección que incluye todos los ritmos abrazados por la agrupación, pasando por “Lolín”, “Gueina” y “Patá En La Raja” como si nada. Felipe homenajea ahora a Led Zeppelin con su bajo distorsionado, y cuando llega “Moscardón”, regresa toda la parafernalia al escenario, mientras los saltos y coros renacen, con una canción que lleva un solo de guitarra muy metalero y extendido. “Hermanos Marranos” cierra de gran forma esta sección, dando paso al circo. Sí, “El Gran Circo de los Hermanos Chancho en Piedra” se hace presente con malabaristas y payasos, con nuevos disfraces y con una fiesta interminable, mientras recalcan que son un circo sin animales, lanzando esa hermosa y agresiva canción contra la tauromaquia, como lo es “Cacho”. Canciones como “Comiendo Banana”, “Vida de Oso”, “Me Vuelvo Mono” y “Animales Disfrazados” deleitan en esta parte, junto a las más bailables “El Impostor” y “Multiricachón”, finalizando con la gran y muy esperada “Volantín”.
Ahí se acabó el circo, pero al show le quedaba mucho. Reiniciaban con “La Telaraña”, pasando por la versión de “Largo Tour” de Sol y Lluvia y otras más duras como “La Granja de los Super Bebés”. En medio hay un solo de batería monstruoso, que demuestra cuánto ha crecido en recursos el tremendo Toño Corvalán, dejando la mesa servida para “Mampato” y una de las joyas de “Ríndanse Terrícolas”: “Solo Contra el Mundo”. Solo de piano con referencias a Los Jaivas y Yes, para entregar toda la intensidad de “Historias de Amor y Condón”, una de las favoritas del público. La sección finaliza con “Socio” y una verdadera catarsis en todo el recinto.
La fiesta parece no acabar nunca, y tampoco parece que los protagonistas quieran acabar, mientras ejecutan un medley entre “Yakuza”, “Funkybarbitúrico”, “Aguja en un Pajar” y “Huevos Revueltos”. El momento oscuro viene de la mano de “Mandinga”, previo a la vacilada “Viejo Diablo” y los clásicos “Guach Perry”, “Eligiendo Una Reina” y “Discojapi”.
El encore viene con una sorpresa: el coro de “Chile Gospel” se acomoda en el escenario en la única pausa real del maratónico concierto, y acompañan de forma maravillosa a los Chancho en “Voy y Vuelvo”, “Voy a Resucitar” y “Edén”. Una manera épica de finalizar, aunque faltaba un nuevo encore, por si fuera poco, con la primera canción del primer disco: “Chancho” y la popular “Locura Espacial“, cerrando así ni más ni menos que cuatro horas y media de show, con saludo y ovación al gran “Cabezón” Ilabaca (extrañamos alguna aparición sorpresa), reemplazado hoy por C-Funk. Algunos pocos no resistieron, pero la gran mayoría seguía ahí, no sólo aguantando, sino que viviendo la experiencia a concho, con energía sacada quién sabe de dónde. Quizás del puro corazón,ese que tantas veces se hinchó para recibir a una banda histórica, que supo darle personalidad a un estilo, y familia a un enorme grupo de fanáticos que necesitaban pertenencia. La familia marrana no olvidará nunca ésto, mientras esperan el último show de todos, el de este domingo, donde las emociones, de seguro, aflorarán aún más.
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