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Internacional

The Brian Jonestown Massacre en Chile: El vuelo lisérgico de Anton Newcombe

The Brian Jonestown Massacre regresó a Chile luego de siete años de su recordado debut en Primavera Fauna.

Por Freddy Véliz – Fotos @jpmguilmai

La icónica agrupación norteamericana The Brian Jonestown Massacre regresó a Chile luego de siete años de su recordado debut en Primavera Fauna. El conjunto liderado por Anton Newcombe va por sobre los treinta años de trayectoria, sumando una fundamental y extensa discografía. Su más reciente álbum “ The Future is Your Past” fue lanzado en febrero pasado, a solo meses de haber liberado el ahora penúltimo trabajo “Fire Doesn’t Grow on Trees”, obras que han destacado en esta gira mundial que los hizo pisar suelo chileno nuevamente, esta vez bajo el alero de En Órbita.

Aproximadamente unos 1000 asistentes llegaron al centro de eventos Basel Venue, nuevo espacio para albergar conciertos y otros espectáculos, ubicado en el mall Independencia. La apertura estuvo bajo la responsabilidad de unos experimentados nacionales como The Ganjas, quienes no tienen problemas para acaparar la atención de un público que normalmente los sigue en cada una de sus aventuras, conocen su catálogo y se entregan a las lisérgicas notas que los caracterizan y los ubican dentro de la elite de la psicodelia nacional. 

Siendo las 21:00 horas, las ansias de los fanáticos comienzan a cesar cuando la banda de Newcombe aparece sobre el escenario, y sin muchos aspavientos, acomodando instrumentos, y afinando detalles fuera de cualquier protocolo, inician su show con “#1 Lucky Kitty” proveniente de “Fire Doesn’t Grow on Trees” (2022), bajo la reacción recatada del público que se entrega rápidamente a la amalgama de texturas y envolventes melodías que genialmente trabaja TBJM, quienes del mismo disco continúan con “The Real”.

La agrupación que ha visto pasar una cantidad considerable de miembros durante su historia, va sumando y restando músicos sobre el escenario, como si de una jam se tratase, destacando a Joel Gion quien incansablemente mantiene el ritmo con su pandero. La banda convoca a una fanaticada fiel que vive esta experiencia como una sesión hipnótica. Los cuerpos se balancean al son de la música que por momentos mantiene un ritmo repetitivo pero lleno de capas creadas por dos, tres y hasta cuatro guitarras, donde son preponderantes cuerdas de sonidos cristalinos que acompañan la voz de tonos bajos de Anton Newcombe, que se escucha como un susurro ante ese muro sonoro repleto de emociones lisérgicas, que sirven de manto cubriendo las influencias directas del folk o el rock sesentero.

Si bien la experiencia musical a la que nos convocan los estadounidenses es técnicamente de alto rendimiento, hay un elemento que inquieta y resta valor al espectáculo. Me refiero a esa incómodo vacío entre canción y canción, con los músicos cambiando instrumentos o afinándolos para cada corte. Finalmente crea un efecto que retrae y corta toda inspiración, obstruye la fluidez del concierto y distrae al público. Un detalle que podríamos perdonárselo a bandas de poca experiencia, pero no a una agrupación de tres décadas, siento que por ese lado pierden puntos como un espectáculo integral, generando un tedio innecesario. 

Por el lado del repertorio elegido puede haber reacciones diversas (nunca se puede dejar contentos a todos, y siempre faltará una canción regalona), tal como dijimos en un inicio, se priorizaron canciones de sus dos últimos discos, pero también nos invitan a una variada muestra de su historia musical, donde indudablemente no podían faltar las celebradas “Pish” y “Anemone”, guiándonos en un maravilloso trip que hacia el final nos voló la cabeza con “Abandon Ship” sonando perfecta en un paisaje envolvente y de aplastantes riffs, con nueve músicos sobre el escenario dispuestos a levitarnos con sus etéreas melodías, que cautivan a los fanáticos más conocedores, pero que también pueden socavar las almas de los menos entendidos, porque si de algo sabe el genial Newcombe es crear canciones que más allá de la vibra psicodélica, logran tocar la fibra de las emociones, y de eso es imposible escapar. 

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Noticia publicada por el área editorial.

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