Por Freddy Véliz
Nuevamente la ola de calor fue protagonista en el segundo día de Lollapalooza Chile 2023, sin dar tregua en la explanada del Parque Bicentenario de Cerrillos, el sol golpeaba inmisericorde en los miles de asistentes a esta cita anual con la música. Uno de los platos fuertes de la jornada, sin cuestionamiento alguno era la cantante catalana Rosalía, quien por segunda vez pisaba un escenario del festival, y esta vez lo hizo con todos los pergaminos ganados en estos años. Con su álbum “Motomami”, entre los más exitosos a nivel mundial, un reciente Grammy por el mismo, y una fanaticada creciente y fiel que desde temprano lucían pancartas con mensajes alusivos a sus canciones, y se apostaban en las cercanías del escenario Banco de Chile, para asegurar el mejor lugar donde disfrutar del espectáculo que la artista nos ofrecería.
La catalana crea todo un imaginario alrededor de sus canciones, y desde el inicio, con su hit “Saoko” y en medio de ruido de motores, aparece junto a su cuerpo de baile, portando máscaras relacionadas a su último álbum, y vestida completamente de negro, desata la euforia del público. Rosalía no deja un minuto ni detalle al azar, todo muy bien calculado desde el principio, no acusa altibajos en un show donde predominan los juegos visuales, protagonizados principalmente por sus bailarines que van creando coreografías en medio de un escenario con tarimas que sirven también de pantallas, dando profundidad a la puesta en escena, con cámaras dispuestas en puntos estratégicos, que Rosalía utiliza para aprovechar las pantallas laterales, emulando los videos verticales de un celular, dando la posibilidad de apreciar el espectáculo desde distintos ángulos.
El público se emociona y canta la seguidilla de éxitos que van armando un set de mucho dinamismo rítmico y escénico. El reggaetón si bien es parte de la propuesta musical de Rosalía, no es la base principal, y ella demuestra ser una artista bastante ecléctica, utiliza el recurso del autotune en su justa medida. No lo necesita, porque tiene un bagaje vocal que nace de sus orígenes en el flamenco, y esa raíz está presente constantemente en su canto, destacándose principalmente en piezas como “De aquí no sales” y “Bulerías” donde expone su talento como cantaora , lo hace con mucho sentimiento e intención de experimentar.
Lo urbano sabemos que crea anticuerpos en varias personas, y no estoy exento de aquello, pero lo de Rosalía va más allá de esa etiqueta en la que se encasilla constantemente. Ella ha sido muy inteligente para utilizar el sonido de moda actual, para fusionarlo con un pop elaborado, la electrónica, el flamenco como ya lo dijimos, las nuevas tecnologías y un lenguaje donde prima la riqueza rítmica que pueda aportar vocalmente, conjuga esas ideas y logra un producto final cautivante y vanguardista, que puede congregar a un público variado y desprejuiciado.
Nos sumerge en pasajes llenos de emoción cantando al piano, entretiene con su simpatía, juega sobre el escenario y se la ve disfrutando cada momento junto al público. Se acerca a los que están apostados en las primeras filas, y dirige el micrófono, para que, cual karaoke, desaten su fanatismo cantando frente a las cámaras y ante los miles de asistentes, que también le cantaron el “Cumpleaños Feliz” al álbum Motomami, que justamente este día cumplió un año de su lanzamiento, y la artista recibió ese cariño visiblemente emocionada “Ni en mis mejores sueños yo podría imaginar estar celebrando de esta manera aquí con vosotros” fueron sus palabras, agradeciendo estar viviendo el aniversario en nuestro país, regalándonos incluso un efusivo “Ce A Che I” celebrado unánimemente.
Rosalía fue la reina absoluta de este segundo día, su espectáculo está repleto de ideas visuales y un trabajo artístico bien pensado: entretiene, contagia y realza el sentido de la performance. Desde su visita a Lollapalooza 2019, ha crecido enormemente tanto en popularidad como en la madurez de su espectáculo, que en aquella vez ya impresionó por su buen trabajo escénico y vocal. Esta vez la vemos como una consagrada a nivel mundial, que trajo consigo un container lleno de hits como “Biscochito”, “La Fama”, “Despechá”, “Motomami” o “Malamente”, entre muchos otros que la han ubicado como una artista imprescindible de ver en cada una de sus presentaciones.