IRON MAIDEN EN CHILE
GHOST + SLAYER
2 DE OCTUBRE 2013 | ESTADIO NACIONAL
Por Freddy Véliz O.
Cada visita de Iron Maiden a Chile, es esperada con altas expectativas, ya no es novedad que la banda de Steve Harris tiene en Chile a una de las fanaticadas más fieles y eufóricas del mundo, y ellos nos lo han hecho saber en cada una de sus visitas que sumaron siete con la de ayer. El Maiden England Tour llegaba a su fin en el Estadio Nacional, recinto que por segunda vez alberga a la Doncella de Hierro, acompañados al igual que el 2011 por dos bandas soporte, los suecos Ghost que debutaban en nuestro país y los norteamericanos Slayer con el chileno Tom Araya a la cabeza, quienes suman la misma cantidad de actuaciones en nuestro país (en estricto rigor son seis visitas, pero siete actuaciones).
Desde temprano la legión de amantes del metal se apostaban en los ingresos del estadio, algunos repitiéndose el plato, otros debutando en un concierto de los británicos, una amplia gama etárea se apreciaba, niños desde 6 años podíamos ver acompañados de sus rockeros padres. Se respiraba un ambiente de fiesta familiar, Iron Maiden estaba de vuelta en Chile, y eso en Chile, no es sólo un concierto más.
GHOST
A las 18:30 exactas, el fade out de la música envasada se hace presente para dar inicio a los sones tenebrosos y litúrgicos de la intro “Infestissumam” que al igual que en la segunda placa de los suecos, va directamente unida a “Per Aspera Ad Inferi”.
Ghost es un caso especial, su propuesta llama más la atención por la estética y puesta en escena que por lo musical propiamente tal, que si bien logra muy buenos momentos, no es algo que derroche mucha creatividad, su estilo va más por el rescate del hard rock setentero, con matices que recuerdan a bandas pioneras de la new wave of british heavy metal, adornado con coros gregorianos y la teatral performance, en que su vocalista autodenominado Papa Emeritus II , maquillado con rostro calavérico y acompañado por sus hueste de músicos sin nombre conocido, vestidos con túnicas y capuchas negras, inundan con aires satánicos, que no pasan más allá de lo anecdótico, todo es sólo parte del show, espectáculo que tampoco es algo que asombre demasiado actualmente, Mercyful Fate lo viene haciendo hace mas de 30 años, o Kiss y Alice Cooper una década más atrás incluso. Sin embargo, la banda cumple con un espectáculo sólido, bien armado, sonando impecables. Un set de ocho canciones entre las que no faltaron “Prime Mover”, “Year Zero”, ni “Ritual”, tres de sus más reconocibles canciones por estos lados. Me gustaría verlos en un lugar cerrado, quizás funcione mejor atmosféricamente su propuesta, que con luz de día pierde bastante. El público reaccionó de maneras disímiles, algunos se asombraron al ignorar con antelación de que se trataba el número que presenta la banda sueca, en otros se notaba cierta devoción por la agrupación, siguiendo cada uno de los temas, e incluso vi a algunos maquillados al mas puro estilo Emeritus. Una banda que tiene tantos detractores como seguidores, pero que no deja indiferente a nadie.
SLAYER
Slayer en los últimos años, es de conocimiento general, ha pasado por momentos bastante complejos, primero con la enfermedad del guitarrista Jeff Hanneman cuando fue mordido por una araña, ocasionando quedar fuera de gira teniendo que ser reemplazado por Gary Holt de Exodus para cumplir con las agendas programadas, luego fue la abrupta salida de Dave Lombardo, el histórico baterista de la banda, salida que no estuvo exenta de polémicas y acusaciones de uno y otro lado, luego lo inesperado, la muerte de Jeff Hanneman, deceso que en un principio se pensó había sido producto de una recaída por la enfermedad que lo había tenido con riesgo de vida. Lo que posteriormente fue desmentido, y se informa que el abuso del consumo de alcohol había provocado una cirrosis que lo llevó finalmente a la muerte. Todos esos hechos podrían haber gatillado gravemente en el ánimo de la banda a seguir en camino, pero han demostrado querer seguir sobre los escenarios, a pesar de que aún subsisten las dudas con respecto a las futuras composiciones, donde Hanneman era fundamental.
Pero vamos a lo de ayer, donde todas las dudas que los fanáticos pueden tener, quedaron en el olvido, en un show sorprendente, a pesar de lo breve del set escogido con pinzas. “World Painted Blood” ocasionó los primeros mosh entre el aguerrido público presente, un comienzo simplemente arrollador, que continuó con “Disciple” y “War Ensamble”.
Para los que se complican con la presencia de Paul Bostaph en la batería, la tarde de ayer fue un tapabocas, un músico que no tiene nada que demostrar, pues fue parte de Slayer por mas de 10 años, e incluso debutando en Chile junto con la banda en el recordado Monster of Rock de 1994. Gary Holt, por su parte demostró un fiato increíble a estas alturas, complementándose perfectamente con Kerry King.
Un momento de alto calibre y de profunda emoción se vivió cuando después de interpretar “Seasons in the Abyss”, el telón de fondo con el característico logo de la banda cae, para dejar expuesto el reconocible logo de Heineken adaptado con el apellido del desaparecido guitarrista, con imágenes de Jeff en las dos pantallas de los costados se repasaron clásicos como “South of Heaven”, “Raining Blood” y la siempre poderosa “Angel of Death”. Un homenaje necesario y que sin dudas, todos de alguna manera agradecemos.
Fueron 50 minutos de un show demoledor, con un sonido que mejoró considerablemente a partir de “War Ensamble”, por lo menos desde la ubicación que yo tenía en cancha. La máquina pesada de Slayer se mantiene intacta, eso quedó de manifiesto con creces en el Nacional.
IRON MAIDEN
Lo puedo repetir hasta el cansancio, Iron Maiden en Chile son seguidos con una devoción que difícilmente sea emulada en otras latitudes, cada concierto de ellos es digno de ser considerado un acto de religiosidad. Y si lo comparamos con una misa, no estaríamos muy alejados de ello estructuralmente hablando. Cada gira, cada concierto mantiene sus partes intactas, con tan solo un par de cambios, al igual que un acto litúrgico, en donde están claras cada una de sus partes, cambiando sólo el contenido de los evangelios o lecturas bíblicas, pero siempre seguidos por sus feligreses incondicionales, con Iron Maiden ocurre algo similar, ellos en cada gira mantienen una estructura en el espectáculo que siempre se repite, y que gran parte de sus seguidores conoce y espera, hablo de la salida de Eddie, los monólogos de Bruce, los cambios de telón, Bruce vestido de soldado de la caballería ligera haciendo flamear la bandera británica, Steve Harris apuntando al público con el bajo, la antesala con Doctor Doctor de U.F.O. y la salida con “Always Look on the Bright Side of Life” canción característica de la serie inglesa Monty Pithon. Todos sabemos que eso ocurrirá en un concierto de Iron Maiden, y quizás para algunos pueda llegar a ser repetitivo y obvio, pero la devoción hacia ellos sigue creciendo en cantidad de feligreses, y ayer lo corroboramos nuevamente al ver la miles de jóvenes menores de 18 años, a Padres con niños que no sobrepasaban los 5 años, algunas familias completas. Realmente cuando hablamos de Iron Maiden en Chile, nos referimos a un fenómeno único, la banda si bien vive un gran momento en su carrera a nivel internacional, es aquí donde desde su primera visita en 1994, están empecinados en seguir rompiendo records.
Ayer, según el mismo Bruce lo confirmó, se superaron las 60.000 personas. El marco de público era increíble.
El set no tuvo cambios con respecto a lo que venían haciendo, y con “Moonchild” se da comienzo a esta nueva y esperada vuelta de la bestia a nuestro país. Dickinson desde la parte alta de la tarima de fondo corre y se mueve como siempre en gran forma física, Murray, Smith, Gers y Harris, corren y se cruzan sobre el escenario como en sus mejores tiempos. Algo que me preocupaba antes del show era la calidad del sonido, puesto que según mi apreciación, en ninguna de sus presentaciones en Chile ha sido realmente perfecta la calidad de este, y no me equivoqué esta vez, nuevamente se vislumbran fallas. Las guitarras costó que sonaran claras, en algunos pasajes se perdían demasiado, y en otras se saturaban, además de la aparición de uno de los grandes enemigos de estos eventos: el viento, que se llevaba la música a cualquier parte menos a tus oídos. Esa es una deuda que aún no han saldado con creces, pero que no opaca la puesta en escena de la agrupación británica. A los infaltables “2 Minutes to Midnight”, “The Trooper” o“The Number of the Beast” se sumaban otros menos interpretados en vivo, como “The Prisoner”, “ Afraid to Shoot Stranger”, “Phantom of the Opera” (con Bruce usando una tradicional chupalla de huaso) y la apoteósica “Seventh Son of a Seventh Son”. En “Run to the Hills” hace su aparición el gigante de Eddie, vestido a la usanza de los soldados ingleses colonizadores de EEUU, bajo la ovación del público.
Momentos altos se vivieron también con ”Wasted Years”, “The Clairvoyant” y “Fear of the Dark”, coreado en su totalidad como ya es costumbre, tremendo himno de la última fase de la primera etapa con Bruce.
“Iron Maiden”, la canción, da paso al encore, y regresan bajo la voz de Winston Churchill, acompañada de imágenes por las pantallas de aviones de la segunda guerra mundial, aduciendo a la temática de otro gran clásico de la doncella, el imprescindible “Aces High”.
A continuación Dickinson anuncia otro de esos clásicos que no se perdona su omisión, “The Evil That Men Do”, a estas alturas el cansancio en gran parte del público se hacía notar, y es comprensible luego de varias horas de pié, potenciados por la explosiva actuación de Slayer.
Para finalizar “Running Free” imperecedero himno del álbum debut homónimo de Iron Maiden, donde Dickinson aprovecha de dirigirse al público, y con una cerveza The Trooper en mano presenta a sus compañeros de banda, siendo bastante mal acompañado por las imágenes de las pantallas, donde quedó a la vista muy poca pericia del camarógrafo, con malos encuadres y descoordinación, como por ejemplo cuando el carismático vocalista presenta a Adrian Smith, por las pantallas se enfocaba a Janick Gers, detalles que pueden sonar quisquillosos pero no pueden ocurrir en espectáculos de esta magnitud.
Una noche en donde la Bestia volvió a arrasar en nuestro país, con un show que a pesar de los detalles en el sonido, demostró una vez más su liderazgo en las grandes ligas del Heavy Metal mundial, no queda duda alguna de la importancia e influencia de una de esas agrupaciones que yo llamo de iniciación, y la noche de ayer seguramente muchos de esos niños que estaban presentes, serán los futuros rockeros que gracias a este show descubrirán el camino a seguir musicalmente, como oyentes o quién sabe, como grandes músicos.
Iron Maiden pueden volver cuantas veces quieran a Chile, mientras estén vivos, y seguirán arrastrando hordas de fieles, que como una obligada peregrinación llegan de todos lados del país para un nuevo acto litúrgico de la banda de metal más grande del mundo.
Fotos por © Cristian Carrasco S.
IRON MAIDEN
[nggallery id=86]
SLAYER
[nggallery id=85]
GHOST
[nggallery id=84]