Por Freddy Veliz
Kim Bendix Petersen debe ser uno de los cantantes de metal más influyentes y controvertidos del metal de tonalidades oscuras, ya sea por el maquillaje que lo caracteriza como King Diamond, también por su especial técnica vocal que diferenció y selló la identidad de Mercyful Fate, banda que lo elevó al estatus de leyenda, y por supuesto las líricas marcadas por temáticas ocultistas y de fuerte contenido satánico que produjo resquemores en los sectores eclesiásticos, siempre atentos a lo que emanaba del heavy metal con respecto al cielo y el infierno. El artista de origen danés, antes de Mercyful Fate había tenido su debut en Black Rose, agrupación muy influenciada en el rock setentero, bandas como Deep Purple o Uriah Heep claramente marcaron este primer paso en el mundo del metal para el rey diamante, que probablemente no preveía en lo que se iba a transformar años más tarde, siendo una piedra angular en el nacimiento del black metal, desde el contenido lírico a la imaginería y puesta en escena que se utilizaría en el subgénero.
Cuando Mercyful Fate gozaba de respeto y eran considerados la gran joya del metal nórdico, se disuelven en 1985 y King Diamond refuerza su figura al año siguiente, iniciando un proyecto solista con el álbum “Fatal Portrait”, recibido con cierto recelo por los más fanáticos de los Fate, que temían la desaparición definitiva de la banda, en un año prolífico en cuanto a obras maestras dentro del metal extremo, liderado en la época por Metallica y Slayer con creaciones del nivel de Master of Puppets y Reign in Blood respectivamente. King Diamond repercutió poderosamente en esa generación, que veía en él, el icono demoníaco que representaba a todo un estilo de música, muchas veces cuestionado por ese límite sensible de coqueteo con Satanás, su rostro maquillado, donde destacan las cruces invertidas y que muchas veces fue cuestionado refiriéndose la crítica a la imagen impuesta en los setentas por Kiss y Alice Cooper, acusándolo de ser una copia de esos clásicos referentes. La diferencia de King Diamond, era que hacía sentir un cierto pacto con el maligno, más allá de ese juego circense de Kiss o Alice Cooper, lo del Rey Diamante lograba crear un sentir mucho más macabro, por lo menos para la generación adolescente de la década del ochenta, lo que no restaba la obvia inspiración que tuvo para tal imagen, el amplio registro vocal que llegaba a utilizar impactantes falsetes, y que le han valido opiniones encontradas, por momentos parecían salidos desde una multitud ardiendo en las profundidades del averno.
En 1987 King Diamond sorprende, con la que para muchos es su obra culmine, Abigail, álbum de corte conceptual que ahonda en una historia de tintes ocultistas y literarios, con simbolismos que muestran una creación de profunda dedicación compositiva, cuyos arreglos instrumentales nos transportan por diferentes rincones musicales que flirtean con lo sinfónico y progresivo. La muerte, los espíritus, la posesión son conceptos que van hilando la historia cuya protagonista es una niña fallecida un 7 de Julio de 1777 y que vuelve a la vida a través de la posesión de una mujer. Una historia que más allá de el argumento central, está llena de referencias numerológicas que invitan a interpretar y adentrarse en las segundas líneas de sus letras. Kim Bendix, es un confeso seguidor de la iglesia de Satán y un obsesivo estudioso de la numerología, lo que no es un obstáculo para que sin prejuicio alguno, no tuviera problemas para compartir escenarios con bandas como Trouble, pioneros del doom en los ochentas, cuya particularidad era el contenido cristiano en sus letras, con fans que llegaban portando biblias a sus conciertos, King Diamond los aceptaba como banda soporte e incluso siendo escogidos por él mismo para que abrieran sus presentaciones.
En cinco años seguidos el danés publicó álbumes esenciales como Fatal Portrait (1986), Abigail (1987), Them (1988), Conspiracy (1989) y The Eye (1990), recién en 1995 regresa con un nuevo trabajo titulado “The Spider’s Lullabye” que a esas alturas de la década no tuvo la repercusión esperada, además Mercyful Fate viviría su regreso a las pistas, con nuevo álbum y una gira que los traería por primera vez a nuestro país, en una no muy bien recordada actuación en el entonces Estadio Chile a comienzos de 1998, donde falló el sonido y la producción no estuvo a la altura de lo que esperábamos de los daneses, que regresarían un año más tarde al Teatro Providencia (actual Nescafé de las Artes) para redimirse ante su fanaticada.
A pesar de que la llegada del nuevo milenio, la globalización, la revolución de internet y las redes sociales, afectan de alguna manera el nivel de impresión de antaño, King Diamond ha sido una figura que los amantes del metal admiran y respetan, en Chile llevamos mucho tiempo esperando por sus shows, que se caracterizan por un alto nivel de producción escenográfica, sonido y teatralidad. Hubo variados intentos que nunca tuvieron un final feliz, últimamente incluso – no podría asegurar si es mito o realidad- se rumoreaba que no estaba interesado en venir a Chile, luego de enterarse de la tragedia de la banda Doom en el Espacio Santa Filomena el 2015, generándole la desconfianza hacia los productores chilenos. Cierto o no, King Diamond, no fue esquivo solo con nuestro país, ya que su última visita en solitario por el continente sudamericano fue en 1996.
Este año el festival Santiago Gets Louder cumplirá el sueño de miles de fanáticos del maquillado y oscuro cantante, que prepara su arribo por este lado de Los Andes para presentarse el 29 de Octubre en Movistar Arena en lo que se ha denominado El Domo, junto a Megadeth, que rompe la creencia de varios metaleros que acusan a Mustaine de no compartir escenario con artistas de índole satanista, debido a su fe cristiana. Lo que si estamos seguros, es que el encuentro que reúne además a los argentinos Rata Blanca y los norteamericanos Vimic, la nueva banda de Joy Jordison de Slipknot, será una instancia inolvidable con la presencia del hombre que cruzó los límites de lo macabro en el metal, influenciando a cientos de bandas posteriores, y que promete un show con producción completa, reviviendo y celebrando 30 años de su obra máxima. Prepárense, Abigail renacerá entre nosotros.